El acuerdo para liberar las exportaciones agrícolas "es un paso importantísimo que marca un antes y un después en el desarrollo agroindustrial de todo el país", dijo Osvaldo Barriga, presidente de la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones de Santa Cruz (este), citado por varios diarios.
Los ministros de Desarrollo Rural, Mauricio Ordóñez, y de Desarrollo Productivo, Wilfredo Rojo, representaron al Gobierno en la negociación, que dio luz verde a un proyecto de decreto supremo de liberación de exportaciones que, según ambas autoridades, será aprobado hasta los primeros días de febrero.
Rojo destacó que la medida favorecerá a corto plazo a la producción de granos como soja, sorgo, maíz y otros.
La exportación de esos productos estaba restringida por el control del mercado impuesto por el pasado Gobierno como parte de una política de garantía de abastecimientos y control de precios.
"Éste es un acuerdo que nos tiene que llenar de satisfacción porque nos va a permitir tener una válvula para poder hacer crecer el país y desarrollarlo en el amplio sentido de la palabra; se traducirá en mayores exportaciones, inversiones y fuentes de trabajo, es un acuerdo histórico", dijo Rojo, según el diario La Razón.
Los poderosos agroempresarios de Santa Cruz, un sector tradicionalmente aliado de Gobiernos derechistas, había logrado en los tres años pasados varios acuerdos con el socialista Morales, que hizo gestiones políticas para abrir mercados para la carne vacuna, la soja y otros productos en China y Rusia.
Pero los acuerdos entre el pasado Gobierno y los agroempresarios no alcanzaron a la liberación de exportaciones, que implicaría la apertura del mercado interno a la oferta y la demanda.
El diario El Deber reportó que el principal sector productivo en desacuerdo con la liberación de exportaciones era el de los avicultores, que advirtieron el riesgo de un desabastecimiento interno de soja y maíz, claves para la producción de pollos.
El ministro Rojo restó importancia a las quejas de este sector, afirmando que representaba solo el 2% de la demanda total de torta de soja producida en el país.