El adelantamiento de la cumbre del Mercosur "es una señal de las dificultades y tensiones" que los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y el electo Alberto Fernández de Argentina atravesarán en los próximos años, dijo a Contante y Sonante el Director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay, Ignacio Bartesaghi.
Esto, necesariamente, deberá darse en una instancia futura, en la que los presidentes deberán manejar con habilidad los entredichos y cruces que mantuvieron en los últimos tiempos. Por ejemplo, la negativa de Bolsonaro a asistir a la asunción de Fernández y la amenaza con retirarse del bloque.
En ese marco el pequeño del sur, Uruguay, tendrá un rol preponderante entre los dos grandes.
"Da la sensación de que al Gobierno de Lacalle Pou le va a tocar ser una especie de mediador. Uruguay tiene una posición más intermedia: ni quiere un Mercosur totalmente destrozado, como de alguna manera pretende presentar Bolsonaro, ni tampoco quiere una vuelta hacia un Mercosur más político y más proteccionista, como podría ocurrir en un gobierno de Fernández", dijo el entrevistado.
El trabajo del Ejecutivo de Lacalle Pou deberá ser muy claro con una "estrategia fina, precisa e inteligente" para ser intermediario y, a la vez, obtener "algo que no nos vuelva a trabar en nuestra estrategia internacional de inserción”.
A pesar de que Fernández tiene una visión crítica por la forma en que se concretó, ya anunció que lo va a firmar.
"El Mercosur no puede presentar complicaciones a la hora de incorporar el acuerdo, porque si demora da una señal muy compleja a la UE y a los que están en contra. Si desde la propia casa se empieza a cuestionar, la UE va a aprovechar esa situación de debilidad", concluyó.