De acuerdo al ingeniero civil químico chileno Humberto Estay Cuenca, el litio es un elemento químico que, además de ser muy liviano, transfiere energía en forma "fácil y rápida". Por eso la industria de electromovilidad está tan interesada en usarlo.
"La electromovilidad se ha impulsado en muchos países para ser uno de los principales motores del reemplazo de los combustibles fósiles para combatir los impactos del cambio climático. Para que esto funcione se necesita una fuente que le de autonomía a estos autos y para eso se usan las baterías de litio", dijo el investigador.
En cuanto a la disponibilidad de este metal, se estima que hay suficiente para abastecer la gran demanda, al menos para "varios centenares de años más". Las mayores reservas se encuentran en Latinoamérica —en el llamado 'triángulo del litio' que abarca Argentina, Chile y Bolivia— y en Australia.
La paradoja del litio
Pero en Chile y Argentina, donde su explotación e industrialización es significativa, el proceso resulta polémico debido a la desmedida proporción de agua que se desperdicia para hacerlo posible.
"Se inyectan pozos con bombas en los salares y se extraen estas soluciones acuosas. En la primera etapa se sacan impurezas como sodio, potasio y magnesio en piscinas de evaporación solar. En este proceso se pierde entre el 85 y el 95% del agua. En estas zonas tan áridas esto genera un gran impacto medioambiental y para las comunidades locales", explicó Estay Cuenca.
En varios países los investigadores están buscando alternativas para reemplazar este método de extracción no sustentable, que a la vez sean rentables. El ingeniero chileno está convencido de que los procesos van a empezar a cambiar en los próximos años.