"Las expectativas en el sector privado sobre López Obrador han sido muy complicadas no solo porque se le veía como un hombre de izquierda, sino sobre todo por las dudas de que pueda conseguir resultados", dijo a esta agencia la académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Patricia Rodríguez.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) confirmó el lunes pasado que el comportamiento del Producto Interno Bruto indica que la segunda economía latinoamericana ha entrado en una "recesión técnica", al completar tres trimestres consecutivos de contracción.
"El Gobierno deberá demostrar que ya asumió su curva de aprendizaje y que tiene un equipo consolidado pero eficiente y, sobre todo, probar la viabilidad de sus megaproyectos, como el Tren Maya y la nueva refinería de Dos Bocas" en el Golfo de México, señaló Rodríguez.
López Obrador ganó ampliamente las elecciones de 2018 con la promesa de revertir los efectos de 36 años de gobiernos "neoliberales", que aumentaron la pobreza y la desigualdad y enriquecieron a unos pocos empresarios.
La fórmula es una política de "austeridad republicana" en el gasto público, anulando privilegios de la presidencia, como el avión exclusivo para el mandatario, recortando su sueldo a unos 5.000 dólares y eliminando la pensión para los exmandatarios.
Paradoja de la austerdad
La paradoja es que la austeridad paralizó o enlenteció las inversiones estatales y recortó las expectativas de las empresas.
"La contracción del gasto público ha provocado una revisión de la inversión privada", explicó en entrevista con Sputnik el doctor en economía de la Universidad Complutense de Madrid y docente universitario Ignacio Martínez.
Pero Martínez consideró que, aunque el término "recesión técnica" es aplicable, hay indicadores positivos para tener en cuenta.
"No todos los indicadores de la economía tienen comportamiento a la baja: la inversión, la producción manufacturera y la agricultura están creciendo, eso explica la discusión sobre si tenemos una recesión técnica o una recesión real", dijo.
El investigador prefiere el término "desaceleración", utilizado por el Fondo Monetario Internacional, al proyectar un crecimiento de 0,4% para 2019.
"Se requiere la participación del sector privado en el crecimiento económico del país, en todos los países del mundo la inversión privada es mayoritaria", dijo López Obrador al hacer el anuncio acompañado por los más influyentes empresarios mexicanos, encabezados por el multimillonario Carlos Slim.
El magnate de la telefónica América Móvil minimizó el pobre desempeño económico.
"Ya sabíamos que no habría crecimiento (en 2019), pero se sentaron las bases con unas finanzas públicas sanas y mucha disciplina por parte del sector público, no subió la deuda y no hay déficit fiscal", dijo Slim a periodistas en el Palacio Nacional.
"La cancelación del NAIM fue un mensaje incorrecto, el presidente no entendió la importancia de generar confianza en el sector privado", señaló a Sputnik la economista Rodríguez.
Justamente, el privado Instituto Mexicano para la Competitividad, advierte del mayor desafío futuro: reactivar la confianza entre los nueve sectores que tradicionalmente han impulsado la economía mexicana y ahora se contraen drásticamente: la construcción (-3,8%); la minería y petróleo (-5%); comercio, transporte y logística (-3%) y medios, telecomunicaciones y servicios de valor agregado (-2,4%).