El 62% de la población desaprueba la gestión del presidente, Iván Duque, y varios de los sectores convocantes del paro nacional actual reclaman su renuncia. En parte, movidos por la escalada de violencia y los incumplimientos de los acuerdos de paz, los últimos anuncios y proyectos económicos han avivado un malestar que estaba latente.
"Colombia ha venido pasando por un proceso muy profundo de reformas de liberalización comercial, económica y de flexibilización del trabajo desde la década de los 90. La cual se profundizó en los años 2000", explicó.
Esto, según dijo, la distinguió de vecinos latinoamericanos como Argentina, Brasil o Uruguay, que tuvieron reformas en el sentido contrario durante la primera década del siglo XXI. En cambio, "en Colombia se profundizaron esas reformas neoliberales con el respaldo del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y posteriormente con el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico".
Tales decisiones condujeron al escenario actual, en el que si bien los datos macroeconómicos del país arrojan una tasa de crecimiento trimestral superior al del promedio de la región (3,2%) no se han trasladado en una mayor calidad de vida de la población.
Este capital además, aclaró, está en retirada hacia mercados más seguros frente al riesgo de una eventual nueva crisis global.
A esto se suma un problema como el desempleo que alcanza a más del 10% de la población y que es síntoma de un problema aún mayor: el 44% de los trabajadores gana menos de un salario mínimo mensual, de acuerdo a datos difundidos por la ministra de trabajo, Alicia Arango.
"Hoy los trabajadores mantienen su consumo a partir del endeudamiento vía crédito, que cada vez se encarece más y genera mayor inestabilidad. A lo que el gobierno nacional sumaría una reforma laboral que propone la contratación por horas, la reducción del salario mínimo para los jóvenes de entre 18 y 24 años, entre otras reformas como la tributaria", concluyó Martínez.