"Nosotros valoramos que la gente elija de manera directa a través de un plebiscito si quiere o no cambiar la Constitución, y que uno de los mecanismos para cambiarla sea una asamblea constituyente nos parece un triunfo total", señaló el parlamentario.
Mirósevic participó del histórico pacto conseguido en la madrugada del viernes 15 de noviembre, en el que parlamentarios y líderes de la oposición política chilena y de los partidos oficialistas decidieron convocar a un plebiscito para reemplazar la actual Constitución que rige desde 1980.
La primera consulta se realizará en abril de 2020 con dos preguntas, la primera, para saber si los chilenos quieren cambiar su Carta Magna o no, y la segunda, para ver qué método usarán, si una asamblea constituyente o un método mixto con el Congreso.
"Es muy importante lo que pasó, porque se le dio poder a la gente para que ellos elijan lo que quieran, de manera directa y sin intermediarios, lo que ellos quieren", señaló Mirósevic.
Asimismo, agregó que "esto es libertad para los dos lados, incluso para aquellos que no quieren una nueva Constitución como (el líder de la ultraderecha) José Antonio Kast, porque será el pueblo el que, al final, escogerá de manera libre e informada".
Fórmulas
Los dos métodos para cambiar la Constitución serán Convención Constitucional y Convención Mixta Constitucional.
La Convención Mixta Constitucional es un órgano compuesto por un 50% de ciudadanos elegidos y 50% de parlamentarios; aún no está explicitado cómo se escogería ese grupo de congresistas participantes.
Con cualquier método que se escoja, en nueve meses deberán redactar un documento nuevo, y el resultado deberá ratificarse a través de otro plebiscito ciudadano en 2021.
Quórum
En lo que más costó ponerse de acuerdo y que aún algunos líderes de la oposición rechazan es el quórum requerido para que los miembros del órgano constituyente aprueben normas, el que finalmente quedó establecido en dos tercios.
En este punto, ambos bandos hicieron concesiones: la oposición cedió que el quórum fuera alto, y la derecha cedió lo que se llama "hoja en blanco", esto es, que si el órgano constituyente no se pone de acuerdo en algo, la Constitución no regulará aquello, a diferencia de lo que quería la derecha, diciendo que si no había acuerdo se debería mantener la antigua norma de la Constitución de 1980.
"Por supuesto que me hubiese gustado que el quórum fuera más bajo, no quedé conforme con eso y mi partido lo explicó, pero es algo en lo que se tuvo que ceder", señaló el diputado.
Por último, hay cosas que aún quedan por definir, como la cantidad de personas que deben integrar el órgano constituyente; o el piso mínimo de representatividad que deberá tener éste, incluyendo cuotas indígenas o de género, por ejemplo.