La confrontación política continúa en aumento en Bolivia y en particular en La Paz, su epicentro político. El jueves fue un nuevo punto de inflexión en un escenario que se encuentra en uno de sus momentos más complejos.
Más tarde ocurrió el cabildo convocado por la oposición en La Paz. El encuentro fue numeroso y concurrieron representantes de diferentes Comités Cívicos —espacios de organización de la oposición— del país así como dirigentes de diferentes expresiones de la oposición. Sin embargo, se destacó la ausencia de dirigentes partidarios como la de Carlos Mesa, quien resultó segundo ante Evo Morales en las elecciones del 20 de octubre, y la de Luis Revilla, alcalde de La Paz.
El cabildo concluyó con la lectura de las resoluciones aprobadas, entre las que se encuentran el pedido de que las elecciones sean anuladas, 'obligar' a Evo Morales a renunciar, rechazar la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), convocar a unas nuevas elecciones sin Morales ni Mesa, conformar un nuevo Tribunal Supremo Electoral y "radicalizar las medidas de presión".
La tensión se multiplicó en los alrededores de la plaza. Los manifestantes de la oposición buscaron romper el cordón policial para ingresar por las calles empinadas donde se encontraban mineros y militantes del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), entre otras personas que se habían quedado en la vigilia, previendo que la oposición pudiera intentar un ingreso por la fuerza.
El escenario de confrontaciones callejeras duró hasta pasadas las 12 de la noche, en un centro de la ciudad marcado por detonaciones de dinamita —un grupo de mineros marchó con la oposición— cohetes, cantos, gases lacrimógenos y respaldos y rechazos a Evo Morales.
La jornada fue entonces uno de los puntos más altos de la confrontación en la capital de Bolivia y evidenció que la dirección de la oposición desplegada en las calles está en manos de los sectores que buscan acelerar la desestabilización y negarse a un diálogo o un posible acuerdo, en particular respecto al recuento de votos.
¿Si la oposición está segura que ha existido fraude por qué negarse a la auditoría? Es la pregunta que muchos se hacen en las filas de los movimientos, de quienes respaldan a Morales.
La auditoría comenzó ese mismo jueves, con la llegada de un "equipo de 30 especialistas y auditores internacionales" como explica el comunicado que fue difundido por la OEA. Según afirmaron, el proceso de verificación de la elección tardará entre 10 y 12 días.
Por el momento los tiempos continúan acelerándose en el marco de lo que el presidente Evo Morales ha denunciado como un intento de golpe de Estado que está en pleno desarrollo y tienen en estos días algunas de sus jugadas centrales.