"Son los estudiantes quienes comenzaron estas manifestaciones masivas, los mismos que vienen protestando desde 2006 por cosas importantes", señaló Schneider.
Las protestas que tienen al Gobierno de Sebastián Piñera enfrentando su peor crisis son espontáneas, no tienen líderes, ni color político ni organizaciones dirigentes, pero todos coinciden en una cosa: la actuación de los estudiantes fue uno de sus mayores detonantes.
Lo que en un comienzo era algo aislado, ya el 14 de octubre se transformó en una costumbre, para entonces los jóvenes ya no saltaban, sino que abrían las puertas de par en par, para que todos los pasajeros pudieran subir gratis. Eran "las evasiones masivas".
Según la oposición, la negativa del Gobierno de Piñera a escuchar a los estudiantes y anular el alza detonó un descontento generalizado mientras el presidente recibe un 78% de rechazo en las encuestas.
"Lo que hicieron los estudiantes fue de vital importancia, lograron movilizar a toda la sociedad con un tema que ni siquiera les afectaba directamente a ellos (ya que tienen un precio preferencial en el Metro y en los buses), pero no lo hicieron pensando en su beneficio, sino en el costo para sus familias y en los trabajadores", afirmó Schneider.
La dirigente estudiantil explicó que la comunidad universitaria que lidera decidió salir a protestar esta última semana porque "el alza del Metro fue solo la gota que rebasó el vaso, un vaso que lleva 30 años llenándose con injusticias", dijo.
Chile tiene uno de los sistemas de educación universitaria más caro del mundo, con un costo anual promedio de 7.654 dólares por estudiante.
Por eso en 2005 se creó el Crédito con Aval del Estado (CAE), un préstamo bancario para los estudiantes que no pueden pagar sus carreras y que posteriormente deben devolver con intereses al Estado.
"Derogar el CAE es importante, pero hoy la comunidad estudiantil se ha unido para luchar por todas las demandas sociales: el precio de los servicios básicos y el alto costo de la vida en general, los bajos salarios, la mala calidad de la salud, las bajas pensiones, y el hecho de que en este país se lucra con todos los aspectos de nuestra vida", afirmó.
Por último, recalcó que "si bien, nosotros entregamos propuestas, entendemos que no somos líderes de este movimiento, un movimiento ciudadano donde nosotros nos unimos, pero sí nuestra mayor preocupación es que el Gobierno entienda que la salida a la crisis es con diálogo, no con más represión".
Los "pingüinos"
Desde el retorno de la democracia en Chile en 1990, ninguna protesta nacional fue tan importante como el llamado "movimiento pingüino" de 2006, cuando los estudiantes secundarios (cuyos uniformes son de camisa blanca y chaqueta negra, por eso "pingüinos") decidieron marchar contra la Constitución redactada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y para derogar una serie de leyes que precarizaban el sistema educacional.
Antes de 2006 los chilenos marchaban por Santiago principalmente el 1 de Mayo y para pedir mejoras en las condiciones laborales, pero el movimiento pingüino cambió la forma en que la gente se manifestaba.
Ese año los estudiantes protestaron por algo más profundo, y paralizaron y ocuparon alrededor de 400 colegios, además de marchar casi todas las semanas, mientras sus líderes salían a los medios de comunicación, debatiendo en televisión, radios y diarios.
El primer Gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) decidió realizar algunas reformas, reemplazando la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza por una Ley General de Enseñanza, la comunidad estudiantil consideró "insuficiente" el cambio, y los que en 2006 eran estudiantes secundarios, en 2011 eran universitarios, y organizaron el "invierno estudiantil", o "movilización estudiantil 2011".
Muchos de los dirigentes de federaciones estudiantiles de 2011 saltaron luego a la política partidaria y ocupan cargos electivos o ejecutivos, como Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, todos diputados de izquierda, o Julio Isamit, actual ministro de Bienes Nacionales.
El movimiento generó una profunda crisis en el primer Gobierno del actual presidente Sebastián Piñera, lo llevó a sus mínimos de aprobación ciudadana y que lo obligó a hacer una serie de cambios en su gabinete.
🇨🇱🙏📹 Una de las múltiples barricadas de las protestas masivas en Santiago de Chile. Además, se registraron incendios en una estación de metro, una tienda comercial y una clínica.
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Esas movilizaciones estudiantiles dieron pie a cambios importantes en el modelo educativo, como la gratuidad de la educación universitaria para cierto porcentaje del estudiantado, la prohibición a los colegios de seleccionar a sus alumnos por notas, clase social, rendimiento, o cualquier atributo, y la prohibición del lucro para evitar que las universidades y los colegios subvencionados por el Estado puedan obtener ganancias de sus matrículas y aranceles.
Pero las protestas no amainaron y, al contrario, tomaron un cariz mucho más intenso, que incluyó incendios y destrucción de varias estaciones del Metro, y decenas de marchas y "cacerolazos" en diferentes lugares del país.
Surgió la consigna "No son 30 pesos, son 30 años", evidenciando que la gente ya no se manifestaba por el pasaje del Metro, sino por temas más de fondo, vistas como injusticias de larga data, incluso desde la dictadura, y que muchos sienten se han ido profundizando en democracia.
Pero la agenda de reclamos es difusa y no hay dirigentes ni organizaciones que lideren.
En la calle se pueden escuchar algunas de las principales demandas ciudadanas.
La primera respuesta de Piñera fue imponer la Ley de Seguridad del Estado, para acelerar los juicios a los manifestantes, el estado de emergencia en casi todas las urbes importantes del país y toques de queda para impedir que las personas salieran de casa por las noches.
🇨🇱🙏📹 Manifestación frente a una comisaría en Santiago de Chile, tras varios casos de tortura y violación perpetrados por policías, en el contexto de la protestas masivas, donde 19 personas han muerto
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El estado de emergencia facultó al Gobierno a desplegar al ejército en las calles, una presencia que recibió rechazo y una serie de denuncias por violaciones a los derechos humanos.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH) recibió denuncias de torturas, abusos de poder, golpes y detenciones de militares a civiles.
También se denunció un centro de torturas clandestino en la estación subterránea de Metro Baquedano, en el centro de la capital, cuyos antecedentes fueron entregados a la fiscalía.
Hasta ahora 19 personas murieron en el marco de las movilizaciones, cinco de ellas a manos de efectivos de las Fuerzas Armadas y Carabineros (policía militarizada).