"Ha sido siempre un dialoguista, un político que fue un armador político que ha sabido hacer bien lo que llamamos la rosca, en el buen sentido, de negociar y de acercar posiciones", explicó la profesora de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
"Es un cuadro peronista histórico, clásico, que si bien no ha estado en las primeras planas de los diarios, siempre ha estado con el partido", valoró esta especialista argentina en relaciones intergubernamentales.
Abogado y profesor de derecho penal y civil, Fernández, de 60 años, ejerció como jefe de gabinete del Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), fallecido en 2010, y de los primeros siete meses de la administración de Cristina Fernández.
El político renunció a su cargo después del conflicto de 2008 entre la entonces mandataria con el sector agropecuario, cuando intentó subir los impuestos a las exportaciones.
"En el momento en que él estaba en el Gobierno, ese curso de acción o manera de hacer política de Cristina Fernández empezó a no ser la manera con la que él estaba de acuerdo y se retiró, y ahora justamente ha sido convocado por ese perfil de negociador y de buscar posiciones comunes", contextualizó Goyburu.
Los dos dirigentes se aproximaron en los últimos meses, y la exjefa de Estado anunció finalmente el pasado 19 de mayo que apoyaría a Fernández como aspirante a la presidencia a través de la fuerza Frente de Todos.
Al acercarse a su exjefe de gabinete y cederle el liderazgo de la alianza opositora, otros sectores del peronismo más reacios a alinearse detrás de su figura accedieron a respaldar la fórmula Fernández-Fernández.
Ejes de gobernabilidad
Tanto Alberto como Cristina Fernández son conscientes de que la coalición del Frente de Todos que encabezan es muy amplia, heterogénea y difícil de gestionar, advirtió la politóloga.
En las elecciones generales del domingo, el líder del Frente de Todos recibió 12,3 millones de votos, apenas 140.000 votos más que en las elecciones primarias del pasado 11 de agosto, cuando logró sacar más de 15 puntos porcentuales de ventaja con respecto a Mauricio Macri.
En estos comicios, el actual mandatario redujo esa diferencia a 7,5 puntos porcentuales.
Por eso Fernández "deberá compartir y negociar el liderazgo" con la expresidenta, consideró Goyburu.
En todo caso, el Frente de Todos "es consciente de que la situación económica es grave y de que al menos en los primeros 100 días de gestión necesitarán mantener los pies dentro del plato, así que no creo que haya muchos roces", valoró la analista.
También será muy relevante el papel que desempeñen los gobernadores de las 24 provincias del país en un sistema federal como el que predomina en Argentina.
Ante un contexto internacional que no es favorable, el próximo presidente deberá gobernar "en un país que no tiene dólares ni por préstamos ni por exportaciones, por lo que se apoyará sobre la estructura que ofrecen los gobernadores", señaló.
En ese caso, Alberto Fernández deberá orientar sus políticas públicas al territorio a cambio del apoyo legislativo que los mandatarios provinciales le pueden facilitar en las dos Cámaras del Congreso, concluyó Goyburu.
Por eso es fundamental que la alianza opositora haya arrebatado a la actual gestión la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado e importante del país, donde gobernará el exministro de Economía Axel Kicillof.
El nuevo Gobierno asumirá en funciones el próximo 10 de diciembre, cuando además tomarán posesión de su escaño las nuevas autoridades de Diputados y del Senado que fueron elegidas en estas elecciones, pues se renovaban la mitad de las bancas de la cámara baja y un tercio de las de la cámara alta.