"La gente cree que porque a raíz de la firma de la paz obtuvimos diez escaños en el Congreso la tenemos fácil, y la verdad es que no es así, pero sabemos que de esto se trata la transición a la democracia y confiamos que vamos a poder consolidar una base política importante que nos permita tener una mayor representación en las siguientes votaciones electorales", dijo el senador de FARC Julián Gallo a Sputnik.
El domingo 27 de octubre Colombia celebrará comicios para elegir alcaldes, gobernadores, concejales, asambleístas y presidentes de juntas administradoras locales; se trata de las primeras elecciones de este tipo tras la firma de Acuerdo Final de Paz (firmado en noviembre de 2016) y en las que FARC participa de nuevo en democracia como partido, luego de que en marzo de 2018 se presentó para las elecciones legislativas.
Esta vez el partido aspira a "lograr al menos representación en algunos concejos municipales, algunos escaños en asambleas y quizás en algunas alcaldías", según dijo Lozada a Sputnik en una entrevista reciente.
Para ello el partido creó una Comisión Nacional Electoral que analizó cuáles de sus integrantes tienen algo de trayectoria política o popularidad en algunas regiones para participar de manera independiente o en coalición en los comicios.
El resultado de la Comisión permitió a FARC hacer parte de 9 listas a la Asamblea Departamental, de 79 a concejos municipales y de 7 juntas de acción comunal, mientras que postuló a 15 candidatos para alcaldías, algunos de los cuales militan en el partido o reciben apoyo del mismo.
Los líos de la FARC
Las fracturas al interior de ese colectivo, los bajos recursos para hacer publicidad política y el estigma que significa haber sido una guerrilla cuya sigla es recordada con rechazo por buena parte de los colombianos le pesan en contra para la jornada electoral, admiten algunos cercanos de FARC.
Daza, quien también fue candidata a la Vicepresidencia de Colombia por FARC como fórmula vicepresidencial de Rodrigo Londoño, 'Timochenko', máximo líder de ese partido, consideró además que ese colectivo nunca inició una campaña electoral, lo que se verá reflejado con pocos votos en las urnas.
"La FARC tiene candidatos a consejos municipales, alcaldes y en algunos casos a las asambleas departamentales, pero yo no auguro mucho éxito en esta campaña electoral porque en realidad el partido no ha hecho campaña por falta de recursos económicos, y aquí se compite, más que con ideas, con publicidad y mercadeo", dijo.
La violencia juega en contra
Otros escenario en contra de las aspiraciones de FARC lo constituye la violencia política en las regiones, paradójicamente de la cual hacía parte como actor armado cuando existía como guerrilla, pero de la que ahora es víctima como partido político en democracia.
"El postacuerdo está caracterizado por una fragmentación de los actores, así que ya no hay una guerrilla como las FARC que concentraba el control del territorio y el sabotaje a las elecciones, sino que ahora hay diversos actores armados, muchos de ellos ligados a los intereses políticos de clanes familiares, que incluso atacan y amenazan a los candidatos de FARC", dijo Gabriel Becerra, dirigente nacional del partido de izquierda Unión Patriótica (UP).
Según Becerra, tales clanes familiares buscan controlar el presupuesto de los territorios y el negocio ilegal del narcotráfico, lo que, aunado a la falta de implementación de una reforma política y electoral como se planteó en los diálogos de paz de La Habana —que garantice la igualdad de los partidos en las elecciones— deja a FARC con muy pocas posibilidades de abonar terreno en las elecciones locales.
Con base en ello, aseguró, "no va haber un gran cambio en el mapa político nacional", y aunque prevé que los sectores de izquierda tendrán una presencia nacional, eso "no implicará un gran salto cualitativo ni cuantitativo".
Víctima de aislamiento
Otra fragmentación que también aqueja a FARC es la de los partidos de izquierda del país, como UP, Colombia Humana y el Partido Comunista Colombiano (PCC), que realizan campañas electorales independientes con muy poca vinculación con la antigua guerrilla.
Tanto Daza como Becerra coinciden en que la FARC está en un proceso de reorganización interna que no le permite participar con garantías suficientes en estas elecciones, por lo que será necesario que en la próxima asamblea del partido, prevista para enero, dé un vuelco que le permita reorganizar su objetivos, todo lo cual comenzaría con un cambio de nombre.
"Quisiera estar de acuerdo con Carlos Antonio Lozada sobre que el partido logrará en estas elecciones una base política importante para llegar fortalecido en los siguientes comicios electorales, pero de seguir las cosas como están, yo no soy muy optimista", concluyó Daza.