Erika González tiene 31 años, es licenciada en Educación Integral y llevaba ocho años como docente de primaria en una escuela en Caracas. El 11 de noviembre de 2018, llegó a Argentina sola, dejando atrás a su hija de 3 años a cargo de su madre, en busca de un trabajo que le permitiera mantenerla, debido a que los sueldos y la crisis económica en Venezuela no le permitían sostenerse.
"Está muy, muy difícil conseguir trabajo. Feliz no estoy, estoy tranquila porque tengo algo y porque puedo mandar dinero a Venezuela, que es lo que me importa. Hasta que salga algo mejor estoy muy agradecida de estar acá", contó Erika en diálogo con Sputnik.

Sin embargo, ella admite que, con estos horarios, no le alcanza la energía para seguir buscando trabajo y en sus días libres aprovecha para dormir.
Como la mayoría de los venezolanos que residen hoy en Argentina, Erika llegó en un momento de descalabro, cuando la situación en el país rioplatense mostraba indicios de que las cosas podrían empezar a ponerse muy difíciles. La ciudadanía pasó a contar con menores recursos económicos, un proceso de empobrecimiento de la sociedad que no ha parado de empeorar y que aún no vislumbra su fondo.
Bienvenidos al país del trabajo "en negro"
Según un relevamiento de la consultora Grupo Adecco Argentina, más del 50% de los venezolanos en el país tiene título terciario, universitario o posgrado completo pero menos del 5% encontró trabajo en lo que se formó y solo 12% ejerce gracias a su diploma. Asimismo, de cada 10 inmigrantes del país caribeño:
- tres están desempleados;
- cinco sobreviven con menos de 260 dólares por mes;
- seis no consiguen trabajo estable y están en búsqueda activa;
- siete tienen un trabajo en la informalidad
La situación para los argentinos no es tan disímil ya que poco más del 20% puede dedicarse a su profesión, dice el informe, aunque solo 14% de la población mayor de 25 años contaba con estudios superiores en la época del último censo, en 2010.
Una encuesta de junio de 2019 del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) apunta que el 49% de los trabajadores en Argentina lo hace en la informalidad y un 76% de ellos no recibe aportes de seguridad social.
Estado de déjà vu
"Yo ya pasé por esto. Siempre le comento a mi novio que me recuerda esta situación que estamos viviendo acá en Argentina al año 2005 en Venezuela, y en algunas cosas es como tener un déjà vu: el alza del dólar, el aumento en los alimentos y el descontento de las personas. Realmente no pienso que vaya a terminar igual pero sí me genera mucha ansiedad", dijo a Sputnik Liliana Lago, proveniente de la ciudad de Maracaibo.

Liliana cuenta con una Tecnicatura Superior Universitaria (TSU) en Comercio Internacional y acumulaba seis años de experiencia en corporaciones farmacéuticas. Llegó al país en diciembre de 2017 y desde entonces no ha logrado reinsertarse en lo suyo. Trabajó en un principio en un oficio fabril con turnos de 11 horas y ahora es empleada en una empresa que ofrece servicios de venta y optimización de campañas online.
"He seguido buscando en mi área, me han entrevistado en empresas chicas y siempre me dicen que estoy sobrecalificada y no continúo, como también me ha pasado en empresas grandes que me dicen que no por falta de experiencia en el país", detalló Liliana.
Salir de una crisis para llegar a otra
Según la Dirección Nacional de Migraciones, entre 2009 y 2018 se radicaron en Argentina 130.820 venezolanos, pero más de la mitad (70.531) llegó en 2018. De acuerdo a estimaciones, se espera que el total llegue a 238.000 para fines de 2019.
Las residencias otorgadas en el país vienen creciendo exponencialmente. Mientras que en 2012 se les otorgó documentación a 1.900 inmigrantes de Venezuela, en 2017 fueron más de 31.000, para superar el doble el año siguiente.
Argentina es el quinto país más elegido por quienes emigran de Venezuela, por debajo de Colombia, Perú, Ecuador y Chile. Venezuela es el tercer país, después de Paraguay y Bolivia, en el origen de los inmigrantes que solicitan residencia en Argentina.
"Cuando llegué, hace tres años, el dólar estaba en 14 pesos y ahora está en 60. Eso fue un impacto para mí porque me hace pensar que algo no está bien", sostuvo a Sputnik Jonathan Figueroa, oriundo de la ciudad de Maturín, estado de Monagas.
Jonathan es TSU en Informática y solo pudo conseguir trabajo en el sector contable y administrativo de diferentes entidades. Hoy es auditor de recetas para el servicio médico estatal para jubilados y pensionados.

"Tengo mucho miedo de tener que irme a otro país y tener que volver a comenzar de cero. Yo sigo apostando a Argentina, aquí me han tratado muy bien. Si me tengo que ir será por un extremo de estar en la misma situación que estaba en Venezuela, donde el sueldo no me alcanzaba ni para comer", remarcó Jonathan.