A medidados del siglo XX la frase "salvar a China a través de la ciencia" (kexue jiuguo) aparecía con frecuencia en los escritos populares. Esta creencia tuvo su apogeo a finales de la década de 1930; pero con el maoísmo (1946-1976) se transformó: se instaló la idea de que la ciencia debía ser una herramienta para resolver los problemas que urgían a la nación (la alimentación y la mejora del nivel de vida de una población vasta y creciente).
Durante la segunda y tercera décadas de la República Popular China (1956-1966) el Gobierno priorizó la ciencia autóctona, y logró grandes éxitos en la agricultura y medicina. En la década de 1970, el agrónomo Yuan Longping y otros crearon el arroz híbrido, lo que llevó a la propia revolución verde de China. Se dice que Yuan aprendió de sus interacciones con los agricultores en los campos.
La era maoísta también diversificó la fuerza de trabajo científica, indicó el profesor de Historia de la Universidad de Tennessee, Shellen Wu, en un artículo publicado en Nature, para el aniversario 150 de la revista. Se alentó a las mujeres, los campesinos y los jóvenes a cuestionar la jerarquía social en sus aldeas y lugares de trabajo y se los alabó por sus contribuciones a la ciencia.
"Para las mujeres, en particular los decenios de 1950 y 1960, abrieron drásticamente los horizontes y les permitieron participar en la ciencia en un grado sin precedentes. (...) En las últimas cuatro décadas, los sesgos de género han regresado junto con las reformas de mercado", sostuvo Wu.
En 1964 China se convirtió en una potencia nuclear, y tuvo su primer lanzamiento exitoso de un satélite en 1970.
No obstante, la idea de la ciencia como motor del desarrollo del país, nunca desapareció. "El hilo rojo que atraviesa los últimos 150 años de China es su inquebrantable creencia en la ciencia como el camino hacia la riqueza y el poder", dijo Wu.
Cuando en 1972 Estados Unidos y China comenzaron a acercarse, los científicos estadounidenses viajaron a Pekín. "La mayoría no se dio cuenta de la magnitud de la represión política a la que se habían enfrentado sus colegas y se entusiasmaron con la perspectiva de explorar las ciencias socialistas. Observaron el estado estancado de la investigación teórica; campos como la física de partículas estaban décadas por detrás de Occidente", contó Wu.
Tras la muerte de Mao en 1976, el énfasis en la ciencia y la tecnología fue mucho mayor. En 1978, el presidente Deng Xiaoping lanzó formalmente una política conocida como Cuatro Modernizaciones, que puso un enfoque renovado en la agricultura, la industria, la defensa nacional y la ciencia y la tecnología.
En las décadas siguientes, China se ha caracterizado por ser un gran desarrollador de robótica, entre otros campos de investigación. Durante el último siglo y medio, la creencia de que la ciencia y la tecnología pueden mejorar la nación se ha arraigado profundamente y es visible en eslóganes pintados en paredes y carteles desde las ciudades hasta el campo.