La técnica de fractura hidráulica para la extracción de gas y petróleo de yacimientos no convencionales, conocida como fracking, suele ser cuestionada por sus impactos negativos para el medio ambiente. Si bien es permitida en países como Estados Unidos, Canadá o Argentina, son varios los países que la prohibieron ante la posibilidad de que los productos químicos utilizados contaminen reservas subterráneas de agua.
Un informe elaborado por la Asociación Interamericana de Defensa del Ambiente (AIDA) consigna la existencia de estudios científicos de EEUU, Canadá y la Unión Europea "que relacionan la cercanía de comunidades o personas a operaciones de fracking con casos de nacimientos de bajo peso y con defectos congénitos".
Además, los mismos estudios mencionan la aparición de otros síntomas como dolores abdominales, mareos, náuseas o vómitos, irritación de mucosas, dolores de cabeza, ansiedad y estrés.
La organización también cita una investigación de la Universidad de Colorado (EEUU) en que advierte sobre las emisiones de benceno, tolueno, etilbenceno y xileno, gases que, al trasladarse por el aire hacia poblaciones cercanas, producen efectos inmunológicos en la población. De acuerdo al estudio, estas emanaciones pueden producir casos de leucemia aguda infantil o desórdenes en la sangre y diferentes tipos de cáncer en adultos.
Asimismo se han identificado que los químicos utilizados producen cambios hormonales en los seres humanos y pueden provocarle disfunciones sexuales y reproductivas, así como "anomalías genitales e incluso diabetes y algunos tipos de cáncer".
En su última edición, de junio de 2019, el compendio incluye un capítulo dedicado a los problemas que el fracking presenta para la salud pública. En él, asegura que "la evidencia sobre problemas de salud relacionados con el fracking ha emergido a lo largo de EEUU y Canadá" y menciona los hallazgos sobre los problemas reproductivos que se presentan en las regiones con este tipo de explotación.
Según los investigadores, los estados de Oklahoma y Colorado registraron problemas en los recién nacidos cuyas madres habían vivido en zonas cercanas a áreas en las que se practicó fracking.
El compendio también señala una correlación entre el uso de fracking y el aumento de casos de asma, neumonía y problemas de riñones, vejiga o piel, aumento de presión, enfermedades cardiovasculares, enfermedades de transmisión sexual o incluso depresión.
El documento advierte además que estudios identificaron alrededor del fracking unos 43 elementos químicos que tienen o se presume que tienen efectos adversos en la actividad reproductiva de los seres humanos, como la disminución en el recuento de espermatozoides.