El aparato se autodestruiría 'evaporándose' en el espacio tras recibir la orden correspondiente desde la Tierra al finalizar la vida útil o en caso de una avería que lo dejara fuera de funcionamiento.
Como opciones de la autodestrucción, los autores de la patente proponen que el material autodegradable se cubra con un film protector que se retiraría después, o que los componentes del satélite se autocalienten hasta el punto de fusión.
Roscosmos solicitó el registro de la patente en 2017. El objetivo del invento es reducir la contaminación espacial.
En una conferencia sobre la basura espacial celebrada en abril, la agencia rusa alertó del alto riesgo de colisiones por las 'megaconstelaciones' de satélites.
El sistema de control espacial de Rusia ha catalogado 13.000 objetos alrededor de nuestro planeta: 7.000 fragmentos de más de 20 centímetros en órbitas bajas (de 160 a 2.000 kilómetros de altura) y 6.000 de entre 20 y 40 centímetros en órbitas altas (de 2.000 a 50.000 kilómetros de altura).