Respecto a la publicación de estos documentos comprometedores, el Magíster en Comunicación Política Amauri Chamorro incide en que lo primero que hay que plantearse es quién filtró esa información. Se pregunta si pudieron haber sido funcionarios del Partido Laborista que trabajan en la Administración de Theresa May, o la misma gente del Partido Conservador.
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"Obviamente el momento político es muy complejo para Theresa May, sabiendo que ella había dimitido, esperó la llegada de Donald Trump para poder recibirlo y estar con él. Porque los EEUU son ahora básicamente el principal puerto seguro geopolítico y económico que tiene el Reino Unido a partir del Brexit", señala el analista.
En este sentido, Chamorro subraya que "Inglaterra se ha quedado básicamente aislada en materia económica y política, porque al momento de salir de la UE se ha aislado de su potencialidad económica ya que muchas empresas decidieron cambiar su sede, salir del Reino Unido y entrar en la UE porque saben de la dificultad que van a tener sus sedes al estar en un país que no sea de la UE".
Pero la primera respuesta de Trump no hacía presagiar el desenlace escandaloso con el que se saldaron las palabras, que a ojos del jefe de Estado norteamericano, eran injuriantes. Y es que por más que se tratara de una comunicación interna y privada entre altos funcionarios del Gobierno británico, Trump pudo haber pensado que tanta saña y tanto cinismo en las palabras no diplomáticas del diplomático, sobraban.
Entonces, empezó su recital tuitero: un revolcón verborrágico en toda regla, como si fuera una pelea callejera donde todo vale. Como si estuviera mal herido y acorralado, empezó a lanzar sus ráfagas. La cronología de los hechos, es como sigue:
"Realmente no creemos que esta administración vaya a volverse sustancialmente más normal, menos disfuncional, menos impredecible, menos divisiva, menos torpe e inepta diplomáticamente", o "para comunicarse con Trump es necesario presentar argumentos simples, incluso rudos", son algunos de los conceptos sobre el mandatario estadounidense que Darroch estampó bajo su firma.
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Entonces llegó la sorpresiva primera respuesta de Trump. "Hemos tenido nuestras pequeñas particularidades con un par de países, y diría que el Reino Unido, su embajador no ha servido bien al Reino Unido, puedo decirles eso. No somos grandes admiradores de ese hombre, y él no ha servido bien al Reino Unido [...] Puedo decir cosas sobre él, pero no me voy a molestar", dijo el mandatario.
Al tercer día, Trump volvió sobre sus pasos y lo dejó asentado en Twitter. "El chiflado embajador que el Reino Unido ha endosado sobre Estados Unidos no es alguien con quien estemos encantados, un tipo muy estúpido. Debería hablar a su país, y a la primera ministra Theresa May sobre su fallida negociación del Brexit, y no estar molesto por mis críticas por lo mal que se gestionó. No conozco al embajador, pero me han contado que es un imbécil pomposo. Ya no trataremos con él". Esta última frase fue letal.
The wacky Ambassador that the U.K. foisted upon the United States is not someone we are thrilled with, a very stupid guy. He should speak to his country, and Prime Minister May, about their failed Brexit negotiation, and not be upset with my criticism of how badly it was...
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 июля 2019 г.
"La respuesta de Donald Trump es algo natural. Es el estilo que permitió que él sea electo presidente de EEUU. […] A él no le importa", observa Chamorro.
"Para el sentido común o para los medios de comunicación existe lo políticamente correcto. Él [Trump] simplemente dice lo que piensa y hace lo que dice. Entonces esto permite de alguna manera que la reacción de Donald Trump a los cables filtrados de la Embajada de Reino Unido en Washington se tome como una reacción normal", indica el analista.
Uno de los candidatos a liderar al partido Conservador en Reino Unido, el canciller Jeremy Hunt respondió al mensaje letal de Trump: "Los amigos hablan con franqueza y yo lo haré: estos comentarios son irrespetuosos e incorrectos para nuestro primer ministro y mi país".
Una postura con la que no comulgó el ministro de Comercio del Reino Unido, Liam Fox, quien lanzó una promesa en vísperas de su visita en Washington donde se reuniría con la hija y asesora del presidente Trump. "Me disculparé por el hecho de que ni nuestra función pública ni elementos de nuestra clase política hayan estado a la altura de las expectativas que tenemos o que Estados Unidos tiene sobre su comportamiento, que en este caso particular falló de la manera más extraordinaria e inaceptable", dijo.
"Era una situación extremadamente incómoda y muestra la absoluta subordinación del Reino Unido a Washington. Eso es más que evidente", señala Chamorro al explicar la posición de Fox.
Y es que estas revelaciones no pueden llegar en peor momento para los intereses de Londres que busca cerrar un importante acuerdo comercial con Washington con el cual guarecerse tras el Brexit.
Entonces, llegó ese momento que todo el mundo estaba esperando: el 'momento Rusia'. El canciller británico, Jeremy Hunt, confirmó al periódico The Sun que Londres investiga si los informes de Darroch fueron filtrados deliberadamente por un "Estado hostil".
Con los antecedentes que adornan a Reino Unido respecto a Rusia últimamente, era cuestión de tiempo –de muy poco tiempo– para que comenzaran publicaciones de siempre. "Por supuesto, sería muy preocupante si se tratara de un Estado extranjero hostil”. Y tras lanzar la piedra, inmediatamente escondió la mano: "No he visto ninguna evidencia de que ese sea el caso". Nada nuevo bajo el sol.
A renglón seguido, no tardaron en tomar el testigo los principales tabloides del Reino Unido, como el ya mencionado The Sun, así como The Daily Mail y The Mirror. Dejaron caer que bajo el término "Estado hostil", el secretario de Relaciones Exteriores apuntaba directamente a Rusia.
El analista afirma que esta estrategia de responsabilizar a Moscú "es el manual básico de la Comunicación Política del norte de nuestro planeta, de la UE y también de los EEUU. Cualquier cosa es culpa obviamente de Rusia, o es China que está intentando desestabilizar, o es Irán con su poderío nuclear".
"Para el Reino Unido, para sus posturas internacionales, va a ser muy difícil asumir que fue un funcionario que decidió filtrar esa información", concluye Amauri Chamorro.