Mirónov, líder de uno de los cuatro grupos parlamentarios, elogió la suspensión de los vuelos directos entre Moscú y Tiflis, como "medida pertinente para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos".
"La importación del vino y otros productos de Georgia es una beneficencia hacia la economía georgiana y, encima, a expensas de vinicultores y agrarios nacionales. Si Tiflis es incapaz de valorar los gestos de buena voluntad, no veo sentido en el mantenimiento de los vínculos comerciales con un país que persevera en implementar una política antirrusa", dijo.
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El 20 de junio, durante la apertura de la 26 sesión de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia (AIO) que aglutina a las delegaciones de 25 países, un grupo de radicales irrumpió en el Parlamento georgiano y atacó al presidente del organismo internacional, el legislador ruso Serguéi Gavrílov.
Frente a la sede legislativa se produjeron choques violentos entre elementos radicales y la policía, que utilizó balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
La presidenta georgiana, Salomé Zurabishvili, declaró a Rusia "enemigo e invasor" del país y le acusó de aprovecharse de las protestas, que se saldaron con unos 240 heridos y más de 300 detenidos.
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Moscú rechazó categóricamente estas declaraciones y condenó la agresión contra la delegación rusa, que catalogó de "provocación rusófoba".
Georgia rompió relaciones diplomáticas con Rusia tras el reconocimiento de la secesión de Abjasia y de otra antigua autonomía, Osetia del Sur.
Ante el aumento de la tensión el Gobierno ruso suspendió los vuelos de las compañías aéreas rusas a Georgia y los de las aerolíneas georgianas a Rusia a partir del próximo 8 de julio.
Un 21% de los turistas que visitaron Georgia el pasado año provenían de Rusia.