Silva es una maestra de baile de 52 años cuya misión no es solo enseñar a las niñas a hacer pasos de ballet, sino también prepararlas para un futuro fuera de los límites de la pobreza.
"El ballet no se conoce porque es muy caro", dice la exbailarina del Ballet Nacional de Perú. "Necesitas comprar trajes, leotardos y zapatos especiales. Yo decidí que iba a cambiar vidas a través de la danza porque eso es lo que sé hacer".
Con la esperanza de romper esta barrera, Silva lleva a sus pequeñas alumnas a bailar con chicas de Miraflores, uno de los distritos más lujosos de Lima, con la esperanza de establecer amistades entre las distintas clases.
De acuerdo a la maestra, en el escenario es imposible diferenciar entre los estudiantes ricos y los pobres.
A finales de este año, Silva espera llevar a sus estudiantes a Florida para participar en una competencia de baile, pero solo si puede recaudar el dinero suficiente para los pasajes de avión.