Los empleados trabajaron en el barrio de Silwan, justo al sur de la ciudad amurallada, bajo la protección de un gran contingente de policías.
La demolición de las viviendas fue confirmada esta misma semana por el Tribunal Supremo, que rechazó una petición de los vecinos y ratificó una sentencia previa de un tribunal de distrito.
Se espera que en los próximos días el ayuntamiento demuela alrededor de 60 edificios habitados por palestinos en el barrio de Silwan. La medida dejará en la calle a unas 500 familias.
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La zona en disputa se construyó hace tres décadas. Los palestinos eran propietarios de las tierras pero no obtuvieron los permisos del ayuntamiento para construir. El área en cuestión fue declarada zona verde por el ayuntamiento.
Por ese motivo, una gran parte de las casas que los palestinos construyen en Jerusalén son ilegales.
De hecho, el Tribunal Supremo se negó a considerar que los palestinos sufren discriminación con respecto a los judíos en cuanto a los permisos de obras con el argumento que ese tribunal no es el lugar indicado para protestar.