"Vamos a tratar de resolver los problemas del pasado y normalizar las relaciones con Corea del Norte", dijo Abe al comparecer en el Parlamento de su país.
El jefe del Gobierno japonés aseguró que estaba dispuesto a reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, una vez que se disipe la desconfianza mutua, para hallar una salida al problema nuclear y balístico y al asunto de los ciudadanos japoneses secuestrados entre los años setenta y ochenta por Corea del Norte.
Japón comenzó a sondear la posibilidad de mantener negociaciones con Corea del Norte tras las cumbres de este país con Estados Unidos y Corea del Sur.
Tokio afirma que los servicios secretos norcoreanos secuestraron a 17 japoneses, mientras que Corea del Norte admitió solo 13. El país devolvió a cinco rehenes y asegura que los ocho restantes fallecieron.
Japón considera que las pruebas de la muerte de estas personas son poco convincentes o falsas y sigue exigiendo una investigación.
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