A pesar de los prejuicios que imperaban contra las mujeres en el siglo XIX y la discriminación antisemita, Rosa Luxemburgo fue una de las pocas mujeres que estudió en la universidad; gracias a su inteligencia (se dice que hablaba 11 idiomas), hizo un doctorado y fue una de las mayores exponentes y dirigentes de la socialdemocracia europea.
En 1895, con 24 años, contrajo matrimonio con Gustav Lübeck para adquirir la nacionalidad alemana y poder trabajar con el movimiento obrero en ese país. Luxemburgo fue redactora del periódico teórico marxista Neue Zeit y autora de varios libros. Participó directamente en la revolución de 1905 en Polonia y pasó largas temporadas en la cárcel.
Junto a Karl Liebknecht, Luxemburgo fundó la Liga Espartaco, que más adelante se convertiría en el Partido Comunista Alemán. La líder socialdemócrata saludó desde la cárcel la Revolución Rusa de 1917, y al salir en libertad, participó activamente de las jornadas de la revolución alemana, que estalló en 1918, al finalizar la Guerra con la derrota del país lo que llevó a la caída del Káiser Guillermo II.
El 15 de enero 1919, Luxemburgo y Liebknecht fueron asesinados en Berlín por órdenes de la derecha del partido socialdemócrata. Sus cadáveres fueron arrojados a un canal; aparecieron el 31 de mayo.
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Hoy, las ideas y luchas de Luxemburgo son utilizadas como norte en la defensa de derechos en el mundo entero. En el continente americano hubo mujeres luchadoras que muy probablemente sean recordadas de forma similar.
Marielle Franco — Brasil
El 14 de enero se cumplieron 10 meses del asesinato de Franco, concejala del ayuntamiento de Río de Janeiro, defensora de los derechos humanos y luchadora contra el abuso policial.
En 2016 se postuló por primera vez a concejal y venció con 46.502 votos, fue la quinta más votada en su ciudad. En la Cámara, fue una de las siete mujeres entre los 51 concejales y presidió la Comisión de Defensa de las Mujeres, según información publicada por Anfibia.
"Van a tener que soportar que las trans, lesbianas y negras ocupemos todos los espacios sin ser violentadas ni violadas", había dicho Franco en la Cámara Municipal, cuando un hombre se asomó a las galerías para defender la dictadura militar.
A la salida de aquel evento en la Casa das Pretas, el 14 de marzo de 2018, un auto la siguió durante cuatro kilómetros. Recibió cuatro tiros directos a la cabeza, en el centro de Río de Janeiro. Tenía 38 años. El conductor del vehículo en el que viajaba también murió.
Los familiares de Franco expresaron temor por la dirección que pueda tomar el caso debido a los antecedentes de Witzel: durante la campaña electoral, apareció en un acto en el que otros candidatos de ultraderecha, ahora diputados, rompían una placa en homenaje a la concejala.
María Magdalena Cruz Rojas — Colombia
El 1 de abril de 2018 fue asesinada la líder campesina María Magdalena Cruz Rojas en el municipio de Mapiripán (centro), escenario del conflicto armado colombiano y fortín de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia, protagonistas de una masacre en la que fallecieron decenas de personas.
Según La Defensoría del Pueblo de Colombia, en 2018 asesinaron a 172 líderes sociales. La cifra asciende a 431 si se contempla el período entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2018.
Una de las víctimas fue Cruz Rojas, que encabezaba la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana, que trabajaba en la sustitución de cultivos de uso ilícito en Mapiripán.
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Cruz Rojas fue asesinada frente a su esposo e hijo por personas armadas que llegaron encapuchadas a la casa de la finca donde habita la familia.
Berta Cáceres — Honduras
La defensora indígena Lenca, fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas Populares de Honduras (COPINH), luchó contra la instalación de la represa hidroeléctrica de la empresa Desa en la comunidad de Río Blanco, en el norteño departamento de Santa Bárbara.
Según Front Line Defenders, Berta se enfrentó (y, a menudo derrotó) a madereros ilegales, dueños de las plantaciones, corporaciones multinacionales y proyectos de represas que cortaban los suministros de alimentos y agua a las comunidades indígenas.
El 3 de marzo de 2016 unos atacantes irrumpieron en la casa de Cáceres y la asesinaron.
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El 30 de noviembre de 2018, el Tribunal Penal Nacional de Honduras condenó a siete hombres por su homicidio. El Tribunal determinó que dichos hombres habían sido contratados por ejecutivos de Desa.
También cabe señalar que el proceso penal contra los acusados ha estado marcado por controversias, especialmente con relación a la decisión del Tribunal de expulsar a la familia de Cáceres y sus abogados del caso, dejando la defensa a cargo del Ministerio Público, el cual ha recibido denuncias por no respetar los derechos procesales de la familia de la defensora.
Susana Chávez — México
La frase "ni una menos, ni una muerta más" fue acuñada en la década de 1990 por primera vez por la poetisa y escritora mexicana Susana Chávez, para denunciar los asesinatos sistemáticos de mujeres en Ciudad Juárez.
Su participación en el movimiento por la defensa de los derechos humanos de las mujeres incluía su presencia en manifestaciones civiles donde leía su obra poética, la realización de cortos documentales.
Chávez fue encontrada asesinada en la colonia Cuauhtémoc, en Ciudad de México, el 6 de enero de 2011, aunque la identificación de sus restos no ocurrió hasta el 11 de enero de ese mismo año. Según la radio T13, esa noche Chávez iba a juntarse con unas amigas cuando se encontró con tres jóvenes menores de 18 años, alcoholizados, quienes la violaron, mutilaron y la asfixiaron con una bolsa.
Azucena Villaflor — Argentina
Fue la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, dedicada a buscar a los desaparecidos durante la dictadura en Argentina.
El hijo de Villaflor, Néstor, y su novia, fueron secuestrados el 30 de noviembre de ese año y desde ese momento su madre se dedicó a buscarlos. En ese camino se encontró con otras madres que buscaban a sus hijos en comisarías y dependencias oficiales. El 30 de abril de 1977 juntas marcharon en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, para exigir noticias de sus hijos, y lo siguen haciendo desde entonces.
Villaflor tenía 53 años cuando fue desaparecida. El 10 de diciembre de 1977, Día Internacional de los Derechos Humanos, ella y otras madres publicaron un anuncio con los nombres de sus hijos en un periódico. Esa mañana fue secuestrada por un grupo de tareas de la Armada en la esquina de su casa de Sarandí, Villa Dominico, en Avellaneda, Buenos Aires.
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Según testimonios, fue recluida en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde actuó, entre otros represores, Alfredo Astiz. Fue torturada y a los pocos días, asesinada.
En 2005 el cuerpo de Villaflor fue identificado como víctima de los llamados "vuelos de la muerte". Sus restos fueron incinerados y sus cenizas enterradas a los pies de la pirámide en la Plaza de Mayo.