"No es cierto, ¿quién dice eso?", respondió el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, al ser abordado por los periodistas. "Ah, es que no son serios", agregó, al enterarse de que se trataba de WSJ.
Algunos días atrás, López Obrador había declarado que el Gobierno de México había intensificado la vigilancia de 1.600 kilómetros de oleoductos para evitar el robo de combustible, ilícito que le cuesta anualmente al Estado unos 3.000 millones de dólares.
Como consecuencia, ocho estados mexicanos enfrentaron un considerable desabastecimiento de gasolina.
Ante una pregunta sobre las colas en cientos de estaciones de servicio por la prolongación de la emergencia, López Obrador reconoció que al cerrar los ductos de distribución en el país para repararlos "desde luego se generan molestias y por eso no dejo de agradecerle a la gente su apoyo y su comprensión, que nos ayude a que no haya miedo".
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