"Cada vez llegan más casos de violaciones por sumisión química", afirma la presidenta de la Comisión de Violencia del Hospital de La Paz de Madrid, Ana Martínez, al medio.
Martínez puntualiza que los servicios hospitalarios no disponen de "una estadística porque es difícil de comprobar en el cuerpo", pero calculan "que entre un 1 y un 2% del total [o unos 22 y 44 casos al año, respectivamente]".
En la mayoría de los casos, el violador arroja una sustancia en la bebida de la víctima, a la que conoció antes, y ésta se despierta horas después de la violación en otro lugar sin recordar nada.
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La Comunidad de Madrid lanzó en noviembre el Protocolo de Actuación ante la Sospecha de Sumisión Química debido al incremento de casos.
"Lo venimos percibiendo desde hace dos años a esta parte", relató Pereira al añadir que "cada vez llegan más chicas jóvenes y adolescentes cuyo violador las ha sometido con drogas o las ha llegado a emborrachar de tal manera que se llegan a quedar semiinconscientes."
Este tipo de delito acostumbra a ocurrir "en bares de copas, en reuniones de grupos de amigos, en botellones…", y, tras el mismo, a las víctimas "a veces las dejan en cualquier sitio, otras en una vivienda, o despiertan en el coche sin saber dónde están."
"Muchas de estas víctimas nunca llegan a denunciar porque se sienten culpables: creen que lo han provocado", lamenta.
Las especialistas consultadas por el diario recomiendan a las personas que hayan sido víctimas de este tipo de delito que acudan a la Policía o al hospital nada más despertar para que pueda detectarse tanto la droga como los fluidos en el cuerpo.