"La Argentina no ve la presencia de China como una amenaza sino como una oportunidad", dijo el presidente Mauricio Macri en la cumbre de líderes del G20 a principio de diciembre de 2018, y con esto desmintió las palabras del primer mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump, quien a través de su vocera había asegurado que los dos países americanos consideraban al gigante asiático un depredador en materia económica.
"El balance en general fue sumamente positivo, las dos partes coincidieron en esto. Muchos de esos acuerdos ya estaban en marcha protocolarmente. Aprovechando la visita de Estado del presidente Xi Jinping se hizo la firma simbólica. Separaría dos cosas, por un lado lo que tiene que ver con comercio exterior, que es lo que rápidamente se va a empezar a impulsar y hacer realidad", dijo a Sputnik Patricio Giusto, director del Observatorio Sino Argentino.
"En lo que tiene que ver con las inversiones, ahí empieza a jugar mucho la situación financiera actual de nuestro país que está haciendo que muchas de esas inversiones chinas, básicamente en lo que es ferrocarriles, obras hidroeléctricas, telecomunicaciones, puertos, avancen a ritmo lento e inclusive algunas estén comprometidas de cara al futuro. En medio de todo esto, el tema de las centrales nucleares que por segunda vez Argentina pide revisar ese contrato, es la gran incógnita que queda. Mi presunción es que esas centrales no se van a hacer", pronosticó.
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Con respecto al Swap, Guisto advirtió: "La realidad es que a China no le sirven de nada los pesos y a nosotros sí nos sirven los yuanes. La novedad acá es que Argentina va a poder empezar a usar una parte de esa moneda para intervenir en el mercado cambiario. Pero no deja de ser un préstamo como el del FMI u otras entidades financieras y China lo puede pedir de vuelta en algún momento, por lo que hay que destacar que aumentamos nuestra dependencia financiera respecto a China al tener un tercio de las reservas en la moneda china y perdiendo autonomía financiera".
"El G20 fue un impulso extraordinario pero no se han firmado acuerdos importantes comerciales, son todos intercambios compensados. Si no se quieren centrales nucleares ni desarrollo científico ni tecnológico y no se quiere a Rusia y a China en la infraestructura básica no se puede esperar que el intercambio con esos países crezca", dijo el presidente de la consultora OPSM.
"China y Rusia están exigiendo participación en proyectos que vienen de hace tiempo, que están aprobados, que son razonables y racionales, que tienen fondeo. El único problema que tienen es que a Trump no le gustan. Los argumentos contra las centrales nucleares son patéticos. Decir que es una tecnología del siglo XX superada es verdaderamente ridículo. La economía está atrapada porque Trump extorsiona con el manejo que tiene el Fondo Monetario sobre la política económica argentina", sentenció.
"Yo creo que la principal restricción nos la ponemos nosotros mismos. Creo que el Gobierno argentino tiene una estrategia de hablar con absolutamente todos los países y eso nos da más opciones, y tener opciones nos hace más fuertes", agregó.
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"Los prejuicios que tengamos tanto en nuestra relación con EEUU como con China también son una restricción autoimpuesta. Las teorías conspirativas son llamativas pero nuestra mejor contribución es mirar las relaciones de manera objetiva y siempre pensar en el beneficio de nuestro país. Cuando vemos las idas y vueltas de nuestra relación con China, vemos que del lado chino son muy pragmáticos y siempre se mostraron abiertos a renegociar y entender la coyuntura particular de la Argentina", relativizó el experto.
"Cuando Argentina pidió volver a ver los proyectos de las represas, con contratos que ya estaban firmados, la parte China consintió en hacerlo, lo mismo con el Observatorio del Espacio Profundo en la Patagonia, cuando se insistió en incluir una cláusula que dijera que era exclusivo para uso civil la parte china accedió en hacerlo. En las relaciones entre dos países no existe nada escrito en piedra", dijo.