"No existe durante todo el proceso judicial ni durante el tratamiento médico una contención particular", afirmó Castellani, profesora e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Desde su experiencia personal, "interpretada a la luz de una formación sociológica que me permite tener una perspectiva particular, noté desde el primer momento que no hay dispositivos de contención en ninguna de las instancias que debe pasar una víctima cuando hace su denuncia, ni cuando se acerca a la comisaría o viene la policía al lugar del hecho", relató.
Castellani tenía 31 años cuando fue violada en enero de 2001 en Lanús, municipio ubicado al sur de la capital argentina.
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La joven acompañaba a una amiga en automóvil hasta a su casa de regreso de una cena, cuando tres delincuentes las interceptaron afuera y las hicieron entrar en la vivienda, donde estaban el marido y los dos hijos de su compañera.
"Nos ataron, nos vendaron, vaciaron la casa, y en el marco de esa situación uno de los delincuentes me dijo que yo tenía que quedarme callada, que iba con él", contó Castellani.
"Lo primero que uno entiende es que la vida no vale nada, que está a merced de otra persona, más allá de que yo tenía una pistola en la cabeza todo el tiempo", rememoró.
Castellani sostuvo que "hay formas de violencia de toda índole que exceden lo que es el hecho en sí" y por ello "hay que entender el contexto de sometimiento".
"Es demasiado pedirle a la víctima de una situación tan extrema que se comporte como se supone que se debe comportar para que se le crea que efectivamente fue violada", indicó.
Hay un estereotipo que debe ser desarmado, y es la presunción de que "siempre tiene que haber resistencia física de la víctima o que la víctima tiene que salir a contarlo inmediatamente", explicó.
Respuesta del Estado
En otro escritorio a su lado otro oficial le tomaba declaración a un desconocido que había ido a realizar otra denuncia.
"Así seguí esperando sola en una silla a que llegara alguien de mi familia a la mañana y que me acompañara al hospital", recordó.
En ese momento, Castellani sintió "una orfandad del Estado total".
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Una vez interpuso la denuncia ante la justicia se encontró con otro martirio.
"Para la justicia la violación es un delito más entre tantos, y cuando no hay detenidos la investigación se impulsa lo mínimo, y siempre que uno tenga recursos económicos para sostener la querella con abogados propios, porque si no, no avanza nada la causa", observó.
Aunque en teoría una víctima no necesita abogados porque es la fiscalía la responsable de impulsar la investigación, son tantas las causas pendientes que se prioriza una en la que se deba resolver sobre la privación de libertad de un detenido, así sea en un caso de robo de automóviles.
"Salir a identificar a secuestradores, violadores o ladrones que no están (detenidos) no es prioritario", dijo.
Cuando dejó de pagar a los abogados, "la fiscalía alguna vez me llamó para que hiciera alguna rueda de reconocimiento y después nada; ocho años después me llegó un papel que decía que la causa se cerró".
Al día de hoy, el violador que la atacó sigue impune.
"Esa persona pudo estar 17 años haciendo lo mismo: el Estado no hizo nada para encontrarlo", señaló.
La socióloga afirmó que una víctima tiene que vivir con semejante experiencia traumática y en añadido, se reprocha cómo reaccionó, dado que "hay una parte más profunda e inconsciente que lo reclama".
"Uno no acepta tan gratuitamente haberse convertido en el objeto de otro de una manera tan brutal, por eso si después del calvario se suma el calvario institucional es demasiado, ahí hay que trabajar", manifestó.
Los cambios que debe realizar el Estado exigen que en la comisaría, para empezar, haya un lugar privado en donde se puedan realizar denuncias de carácter sensible; que las declaraciones sean tomadas por una mujer; que haya un acompañamiento desde el primer instante de psicólogos y personal especializado en experiencias traumáticas.
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También deben asignarse recursos para que la justicia pueda investigar hasta el final todo este tipo de delitos.
La violación es un delito particular que requiere un acompañamiento especial para la víctima, observó Castellani.
"Lo que hay que hacer desde el Estado es cambiar los protocolos de actuación, brindar una mirada más empática, porque se trata de una agresión sobre el cuerpo y la mente de una persona", explicó.
"En ese contexto se va abriendo una grieta que visibiliza estas cuestiones para muchas personas que no tenían tan claro ni la magnitud del fenómeno ni el alcance ni la heterogeneidad ni cómo atraviesa todos los estratos sociales, lo cual celebro que se haya dado gracias al rol clave que han tenido todos los colectivos de mujeres", concluyó.
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