"No esperábamos que fuera a venir tanta gente", confesó Alberto Sánchez al inaugurar la muestra en la sala de exposición en el Instituto Cervantes de Moscú, sorprendido de que su trabajo haya despertado tanto interés.
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Nacido en Moscú, y de una familia de cinco generaciones de artistas, recuerda que "nuestro cuarto parecía un cuarto español: no había absolutamente nada dentro, sólo esculturas y cuadros de mi abuelo".
Rememora también que cuando llegó a España "todas estas historias resultaron ser emocionalmente verídicas. Yo iba ya preparado con estas historias […]. Es como una línea cultural que se va al exilio y después vuelve".
Al relatar las historias de sus viajes ante el público, Alberto destacó unas particularidades que Anna y él percibieron en el paisaje de España, y el sentido de belleza propio de este país.
"A mí me da la sensación de que los españoles no es que no tengan sentido estético –porque tenemos a genios como Velázquez, como Goya– pero su sentido estético no nace del sentido común, como en Italia, como en Francia: nace de una cosa completamente diferente y que es el sentido práctico de las cosas, y de ese sentido práctico nace la belleza", explicó Alberto.
"Una de las cosas que se te echan a la vista enseguida en España es la cantidad del cemento que utilizan en todas partes, no dejan ningún sitio libre", manifestó el artista.
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Reflexionando sobre la estética española, a su juicio tan particular, observó también que en España se siente muy bien la calidad de cómo hace la gente las cosas.
"Lo hacen de una manera no muy elaborada, como en Alemania, pero a conciencia […] El cemento feo y frío se vuelve bello, se convierte en arte", concluyó.
Según Alberto, "recoger la calidad de las cosas" es lo que junto a su mujer Anna intentaron plasmar en la exposición 'Pisando el arte', dado que el paisaje, las aldeas y la belleza rural, van cambiando. Y tal vez dentro de algún tiempo las fotos de los Sánchez sean la evidencia de que esta estética haya dejado existir.