Primero fue Japón, un poco más tarde Corea del Sur y más recientemente China. En ese orden los países de la región Asia Pacífico comenzaron a invertir en América Latina. En la década de 1960 el interés del primero se despertó y puso el ojo en un país en particular: México. La nación norteamericana se convirtió así en receptora de capitales para la industria automovilística, en primera instancia con Nissan.
Así lo explicó a Sputnik el doctor José León Manríquez, de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco. El académico, que participó en el seminario del Observatorio América Latina — Asia Pacífico de la ALADI en Montevideo, contó que no fue hasta los años 2000 en que la propuesta China entró al escenario, dominado hasta entonces por sus vecinos.
"Esas empresas chinas que comienzan a invertir están sobre todo concentradas no en el sector manufacturero como Corea y Japón, sino en la extracción de materias primas, sobre todo en minerales y petróleo".
"En Venezuela y en otros países como Brasil y Argentina también han aumentado las inversiones chinas en el área de extracción de recursos naturales", señaló el experto, quien destacó el papel cada vez mayor del gigante asiático en la economía latinoamericana.