El presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, abordaron en Moscú las cuestiones acerca de la cooperación bilateral. Según la declaración final que hicieron tras las negociaciones, cabría deducir que ambos líderes habían prestado la mayor atención posible a los suministros de recursos energéticos, considera Lesnij.
"Europa necesitó cuatro años para entender que su postura, que condujo al cierre del proyecto South Stream, había sido un error", recalca el periodista ruso.
Buen sustituto
Sin embargo, la implementación de este proyecto fue parada en 2014 a causa de las discrepancias políticas: bajo la presión de Bruselas, el nuevo Gobierno de Bulgaria declaró que daría permiso a la construcción del gasoducto solo después de que Rusia se pusiera de acuerdo con la UE acerca de varios parámetros del proyecto.
"Si los líderes europeos hubieran pensado que Rusia necesitaba este proyecto más que ellos, no lo habrían hecho durante mucho tiempo", puntualiza el periodista.
El senador ruso Alexéi Pushkov calificó de "error gravísimo" el rechazo de Bulgaria a dar luz verde a la implementación del proyecto. Según el político, Turquía se aprovechó en seguida de la oportunidad, mientras que Alemania empezó a construir el Nord Stream 2.
Con este tuit, el político se refirió al hecho de que en 2016, Ankara acordó con Moscú la construcción de dos tramos del gasoducto Turk Stream con la capacidad de hacer transitar 31.500 millones de metros cúbicos de gas al año.
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El presidente serbio, Alexandar Vucic, y su homólogo ruso firmaron en 2017 un acuerdo para aumentar los suministros de gas ruso a Serbia. Además, Belgrado mostró interés en el Turk Stream, que podría suministrar a Serbia el ventajoso estatus de país de tránsito del combustible azul.
Aprender de los errores
El periodista considera que esta cadena de sucesos empujó a Sofía a cambiar su postura respecto al gas ruso. En ese sentido, apuntan las declaraciones que el primer ministro búlgaro, Boiko Borísov, pronunció a finales de mayo.
"[Vladímir] Putin dijo haber hablado con el presidente de Turquía y que nadie tiene objeciones contra la posibilidad de prolongar el gasoducto Turk Stream hasta Bulgaria", comunicó en mayo Boiko Borísov.
Posteriormente, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, destacó que la participación de la UE en el Turk Stream es posible solo en caso de que "se presenten garantías por parte de Europa de que no se repite la historia que ocurrió con el South Stream".
Tras la visita del primer ministro italiano a Moscú se esbozó la lista con los posibles participantes en el proyecto Turk Stream. Putin comunicó el 24 de octubre que Rusia estudia distintas posibilidades para conectar a Italia al gasoducto.
"Puede ser a través de Bulgaria, puede ser incluso a través de Hungría o Grecia", declaró Putin durante la rueda de prensa concedida tras el fin de sus negociaciones con Giuseppe Conte.
Envidia de los demás
El periodista ruso recuerda que el acercamiento entre Rusia y Europa tiene sus detractores.
"El principal enemigo es EEUU. A pesar de todos sus intentos y la presión política ejercida sobre Alemania, las oportunidades de organizar suministros de gas natural licuado estadounidense al mercado europeo se están desvaneciendo", enfatiza Lesnij.
A finales de julio, el presidente estadounidense, Donald Trump, consiguió la promesa verbal del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de construir decenas de terminales en Europa para poder recibir el gas estadounidense.
"Efectivamente no necesitan estas terminales, dado que las que ya tienen construidas procesan solo la cuarta parte del combustible azul de sus capacidades totales, mientras que los suministros de gas natural licuado disminuyeron un 13%", destaca el autor del artículo.
Lesnij opina que la ausencia de la demanda del gas estadounidense en Europa es capaz de empujar a EEUU a una crisis energética, que será causada por el exceso de producción.
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A finales de 2019, Washington quiere triplicar la producción y suministros de su gas natural licuado a los mercados exteriores. Inicialmente, el país norteamericano había pensado que la UE y China serían sus principales consumidores. Sin embargo, posteriormente la situación cambió por completo, según el periodista.
"La UE prefiere no politizar sus contratos energéticos y profundizar su cooperación con Rusia permitiendo al gas estadounidense diversificar sus importaciones", enfatiza.
China, a su vez, "indignada por la guerra comercial que fue desencadenada por Trump", introdujo aranceles del 10% a las importaciones del GNL de EEUU.
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El segundo enemigo evidente del Turk Stream es Kiev, agrega el analista.
Las autoridades ucranianas, según Lesnij, no disimulan sus recelos. Ucrania se arriesga a perder el estatus de país de tránsito de gas y 3.000 millones de dólares de ingresos para su presupuesto tras la construcción del gasoducto Nord Stream 2 y la implementación del Turk Stream.