"Tenemos un gran problema", resumió a Sputnik David Echeverri, biólogo de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negros y Nare (Cornare); único organismo estatal colombiano que no le está "haciendo la vista gorda" a la "compleja situación".
Después de su muerte (1949-1993) las autoridades iniciaron el proceso de extinción de dominio de todos sus bienes. De la Hacienda Nápoles incautaron jirafas, tigres, rinocerontes, pero dejaron a los hipopótamos. Se dice que no fueron vistos cuando se realizó la requisa, durante el día pasan bajo el agua.
En el correr de los años, los hipopótamos conquistaron territorio y se reprodujeron sin control.
"Algunos pequeños grupos de hipopótamos que estaban en la Hacienda Nápoles han migrado hacia la principal arteria fluvial que tiene Colombia, el Río Magdalena, a otros se les ha perdido el rastro. Son animales que permanecen en el agua en el día y es bastante difícil tenerlos monitoreados a todos", explicó Echeverri.
Hoy hay más de medio centenar dispersos en la región del Magdalena Medio. Estos animales representan un peligro para los locatarios. Su "comportamiento agresivo puede generar accidentes que involucren la muerte de personas", señaló el biólogo. Pesan alrededor de 2.000 kilos y corriendo pueden llegar a velocidades de hasta 30 kilómetros por hora.
Los hipopótamos también representan un peligro para la biodiversidad colombiana. Aunque hayan sido sacado de sus tierras nativas en África, su proceso de adaptación en Colombia fue fácil: hay un hábitat más agreste y menos peligroso. No obstante, la llegada de los hipopótamos implicó el desplazamiento de la fauna nativa.
"El caso más dramático es el del manatí, una especie en peligro de extinción. También el de las nutrias, chigüiro, y pequeños animales que son los que normalmente tenemos en nuestra diversidad local", señaló Echeverri.
A su vez, al realizar todas sus funciones metabólicas en el agua, los hipopótamos contaminan los lagos en los cuales ellos están. "Al ser un número tan grande de animales, lo que hacen es acelerar los procesos de eutrofización: una especie de muerte lenta de los lagos", explicó el biólogo.
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Además, por foráneo, el comportamiento y cuidado de los hipopótamos había sido muy poco explorado por los investigadores colombianos. En la Cornare tuvieron que aprender en base a ensayo y error, y modificar incontables veces su Plan de Manejo de la especie.
Al comienzo pensaron en delimitar un área donde los hipopótamos pudieran estar libres pero encerrados, y allí dentro alimentarlos y controlar su reproducción; prontamente se dieron cuenta de que cercar un área tan grande y mantenerlos allí saldría demasiado caro. Después se les ocurrió esterilizarlos, pero cayeron en la cuenta de que también era muy costoso, riesgoso y, además, muy complejo de realizar.
"Así sea uno solo que esté en el agua, desarrollar cualquier proceso con ellos es un lío, un peligro. Es muy difícil porque permanecen siempre en el agua, y cuando uno se está acercando atacan porque sienten que les estás invadiendo su territorio", contó Echeverri. Sin embargo, han logrado realizar cuatro esterilizaciones.
Ya otros ejemplares se encuentran en parques y zoológicos del país, como El parque Jaime Duque, El Parque Santa Cruz, el Parque de los Caimanes, entre otros.
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En el proceso de aprendizaje e investigación, el equipo de la Cornare se percató de que podría haber algunas entidades interesadas en recibir hipopótamos: una buena alternativa al sacrificio o al encierro de por vida.
Durante el Gobierno de Rafael Correa (2007-2017) se iniciaron las conversaciones y papeleos para que Ecuador recibiera dos hipopótamos; pero cuando en mayo de 2017 empezó a gobernar Lenín Moreno, los trámites se trancaron. "Hubo un cambio en las políticas ambientales", explicó Echeverri.
La Cornare está pendiente de que el ministerio de Ambiente ecuatoriano autorice la inclusión de la especie hipopótamos dentro de la colección de animales del zoológico. Una vez se consiga, Echeverri supone que el traslado se realizará a la brevedad porque se puede realizar por tierra.
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Con Uruguay los trámites han sido más ágiles, pero el principal problema es que no hay dinero para que los hipopótamos viajen en avión: la única opción para trasladarlos. El zoológico de Durazno, uno de los departamentos del pequeño país sudamericano, recibiría dos ejemplares.
La Cornare está buscando los fondos necesarios y apela a la buena voluntad de organizaciones, fundaciones e incluso particulares que puedan aportar a la causa.
"Es una herencia, una problemática que trasciende al país y que si no hacemos nada se va a volver mucho más compleja. Tenemos que tratar de construir soluciones. Éticamente es lo que desde Cornare tenemos que hacer", aseguró Echeverri.