En las últimas semanas, Holanda y Reino Unido, con el apoyo de EEUU, Canadá y Australia, han acusado a Rusia de intentar perpetrar ciberataques contra varios organismos internacionales, como la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya. Incluso Holanda llegó a declarar que está en guerra con Rusia en el ciberespacio.
Así, estas últimas semanas los medios del frente antirruso han estado muy activos, y es de esperar que irá a más, considerando que en el horizonte se vislumbra una posible reunión entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, en París el próximo 11 de noviembre.
Uno de los ejemplos más exóticos en este sentido es el del periodista de investigación canadiense Benjamin Fulford, quien afirma que basa sus columnas en filtraciones de los servicios secretos de las principales potencias mundiales. Escribió en una columna en su página web que el presidente ruso se ha salvado de nada menos que de un intento de golpe de estado en este mes de octubre.
"Cuando esta columna estaba a punto de ser publicada recibimos una información urgente de fuentes del FSB sobre un intento del golpe de Estado este fin de semana contra el presidente ruso, Vladímir Putin. Según las fuentes, un avance a gran escala contra la región autónoma ucraniana de Donbas por las fuerzas de Rotschild llevó a una "importante disputa del Estado Mayor ruso con el Ministro de Defensa Serguéi Shoigú", se puede leer en su blog.
Es un ejemplo de una campaña, o mejor dicho una guerra mediática, que pretende y consigue resultados muy concretos: impedir cualquier avance en las relaciones Putin-Trump.
Mientras, la pasada semana el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, y el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, desnudaron los resultados que están teniendo, tanto la campaña mediática, como la de sanciones.
Por su lado, Medvedev dijo en una entrevista concedida a Euronews la semana pasada –grabada en Bruselas– que "las relaciones entre Rusia y la Unión Europea pasan por malos momentos" y que las sanciones contra el sector bancario son, de hecho, "una declaración de guerra comercial".
Parece evidente que una guerra comercial es algo que se presenta mucho más real que una guerra en el ciberespacio de la que tanto han hablado los políticos y los medios occidentales. Otra campaña de sanciones antirrusas que está a punto de dar un resultado lamentable es la guerra política.
Mientras, Lavrov manifestó también la semana a Euronews que hasta que los derechos de Moscú no sean plenamente restaurados no volverán a pagar su cuota del presupuesto al Consejo de Europa. También se refirió a la interminable campaña de sanciones occidentales que en muchas ocasiones tiene como pretexto declaraciones políticas infundadas y nunca acusaciones formales que estén de acuerdo al derecho internacional.
Así, el slogan de que Rusia es la causa de todos los males sigue siendo muy popular en Europa. O como dice Theresa May y algunos de sus colegas es "altamente probable" que Rusia sea la causa de todos los problemas.
Pero a los que no han perdido la costumbre de pensar y reflexionar, ese slogan parece cada vez menos viable. Buen ejemplo de esto es un artículo que publicó El Confidencial bajo el título "¿Rusia, causa de todos los males? Por qué Ucrania no entrará en la UE ni la OTAN".
"Cuatro años después de la revolución, el Gobierno de inclinación euroatlántica no ha reducido la corrupción ni la mala administración. El sueño de entrar en la UE parece cada vez más lejano. Cuatro años después de la revolución de la plaza Maidan, el levantamiento que derribó al Gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich, el nuevo Ejecutivo de inclinación euroatlántica no ha logrado reducir lo más mínimo la corrupción ni la mala administración. Ucrania destaca, con 31 puntos —después de México, con 29-, en la lista de los países más corruptos, según la organización Transparencia Internacional. Mientras, el sueldo medio de los ucranianos no supera los 200 euros mensuales, lo que convierte al país en uno de los más pobres de Europa. Para las autoridades ucranianas es más fácil responsabilizar de todos los males a Rusia que expiar sus culpas. "Vernos como un Estado fallido, corrupto, que no puede sostenerse por sí mismo, ha sido siempre la aspiración de Rusia para someternos a su control e influencia", denuncia Ivanna Klympush, viceprimera ministra para la Integración Europea y euroatlántica de Ucrania".
Pero en cualquier caso la frase del artículo que dice que para las autoridades ucranianas es más fácil responsabilizar de todos los males a Rusia, que expiar sus culpas, parece apropiada no sólo para las autoridades ucranianas, sino también para muchos gobiernos europeos, que al parecer tienen los mismos problemas tanto con, como sin, la famosa 'injerencia rusa'.