Según el parlamentario ucraniano, si este crucero fuera finalizado algún día, podría consolidar considerablemente las capacidades militares de Ucrania en el mar Negro.
Sin embargo, el político reconoció que si Ucrania encontrara de alguna manera los recursos necesarios, no podría equiparlo con armas adecuadas dado que el país no produce sus propios sistemas de defensa antiaérea, de observación, de control de fuego ni produce las armas de destrucción de misiles.
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Seis años después, este buque fue botado pero solo estaba finalizado en un 75%. En 1993, dos años tras el colapso de la URSS, la nave pasó a ser propiedad de Ucrania.
En 1998, las autoridades ucranianas trataron de acabar su construcción pero tampoco encontraron los recursos financieros necesarios. Eso, posteriormente les empujó a pensar sobre la venta del buque a Rusia, que logró reparar y volver al servicio activo a los tres buques de la misma clase que heredó de la flota soviética.
Después de todos estos intentos, en 2017 el presidente ucraniano Petró Poroshenko ordenó desmilitarizar el crucero.
Según las autoridades ucranianas, el casco y las turbinas de Ukraína pueden llamar el interés de potenciales compradores, pero la vida del crucero como unidad de combate parece haber llegado a un deshonorable fin.
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