"El PT, que en 2014 consiguió 69 diputados, continua con una gran bancada, pero perdió representación, quedándose con 56 diputados; el mayor crecimiento fue el del PSL, que pasó de un diputado elegido en 2014 a 52", informó la cámara baja en un comunicado.
El partido del actual presidente Michel Temer, el oficialista Movimiento Democrático de Brasil, históricamente tenía la mayor bancada, pero fue el más perjudicado: pasó de los 65 diputados de 2014 a 34.
Pasó de ser la tercera mayor bancada de la Cámara a la novena, y sólo consiguió 29 diputados.
El desgaste de este partido se tradujo también en el resultado que tuvo su candidato a presidente del Gobierno, Geraldo Alckmin, que quedó en cuarta posición, con el 4,7% de los votos.
La fragmentación continuará siendo la tónica dominante en la Cámara, dado que habrá 30 partidos, un récord desde la redemocratización del país (tras las elecciones de 2014 consiguieron representación 28 formaciones).
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Esto se produce a pesar de una pequeña reforma política aprobada el año pasado que pretendía limitar el número de partidos para facilitar la gobernabilidad.
Hasta febrero de 2019, cuando los diputados toman posesión de su cargo, los partidos aun puden aliarse en bloques y ajustar su actuación parlamentaria de acuerdo con el resultado de la elección para presidente, que se conocerá el 28 de octubre, con la segunda vuelta.
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En Brasil, el presidencialismo de coalición exige al Gobierno construir amplias alianzas en la Cámara para poder gobernar.
Bolsonaro (PSL) se presentaba junto con el PRTB, pero tan sólo el PSL consiguió representación (52 diputados).
Haddad (PT) se presentaba junto al Partido Comunista de Brasil (PCdoB), que consiguió nueve diputados, y PROS, que logró ocho, por lo que en total suma 73 diputados.
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En ambos casos el volumen de las bancadas es insuficiente para aprobar proyectos de ley, por lo que el futuro presidente tendrá que negociar con multitud de partidos para poder gobernar.