"Las elecciones de 2018 movilizarán a 147.306.275 electores y a casi 27.000 candidatos que disputan cargos electivos en el país", indicó en un comunicado la justicia electoral.
Los colegios electorales estarán abiertos entre las 08:00 hora local (11:00 GMT) y las 17:00 (20:00 GMT).
En el Congreso se renovarán los 513 escaños de la Cámara de Diputados y dos tercios de los 81 del Senado.
Los resultados empezarán a conocerse a partir de las 19:00 (22:00 GMT), debido a que hay que esperar a que cierren los centros de votación del estado de Acre (norte), donde el huso horario es de dos horas menos.
El voto es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 70 años y opcional para analfabetos y jóvenes de entre 16 y 18 años.
Los electores que no puedan votar deben justificarlo con antelación o se arriesgan a penalizaciones futuras, como dificultades a la hora de renovar el pasaporte, por ejemplo.
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Todos los electores tienen que marcar varios números en una máquina: como en Brasil las listas son abiertas, los ciudadanos pueden elegir directamente a quién quieren que los represente.
Cada candidato tiene un número, por eso muchos electores acuden a los colegios electorales con una "chuleta", un papel para no olvidarse del número de cada uno (un diputado federal, un diputado estadual, dos senadores, un gobernador del estado y un presidente).
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Los electores también pueden optar por votar apenas al partido tecleando solo los dos números correspondientes a cada formación; así ayudan al partido de su preferencia a conquistar más plazas en el poder legislativo, pero sin escoger a un candidato específico.
La identificación se hace a través de un documento con foto y el título de electora o elector, pero para aumentar la seguridad las autoridades vienen implantando gradualmente el registro biométrico (huella dactilar).
El sistema se está extendiendo a cada vez más regiones del país y la justicia electoral dio un amplio margen para que las personas registraran su huella para poder votar en estos comicios.
Sin embargo, muchos de ellos no lo hicieron y no podrán votar en estas elecciones: son un total de 3.368.447 millones de personas, la mayoría en la región nordeste, la más pobre del país.
Varios analistas políticos advierten del impacto que esta decisión puede tener en el resultado electoral.
El más perjudicado probablemente sea el Partido de los Trabajadores (PT), cuyo principal bastión electoral está en los estados del nordeste de Brasil.
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En cambio, se espera que haya más personas votando desde fuera de Brasil: respecto de las elecciones generales de 2014, se ha pasado de 354.184 a 500.727 electores registrados en el extranjero, un aumento del 41,3%.
Los países desde donde votarán más brasileños son Estados Unidos, Japón y Portugal.
Dentro de Brasil, los principales distritos electorales son los estados del sureste: en Sao Paulo votarán 33 millones de personas; 15,7 lo harán en el estado de Minas Gerais y 12,4 en Río de Janeiro.
Por primera vez en unas elecciones, el sistema de las urnas electrónicas ha generado polémica, debido a las sospechas lanzadas por el candidato del Partido Social Liberal (PSL) Jair Bolsonaro, favorito en la carrera electoral.
Durante la campaña él y su entorno aseguraron que las urnas son fácilmente manipulables y que el PT solo conseguiría ganarles mediante fraude.
Para garantizar la seguridad en las calles durante la jornada electoral, habrá cerca de 280.000 personas involucradas, según datos del Ministerio de Seguridad Pública.
Integran el dispositivo especial policías militares, civiles, federales, de carreteras, bomberos, guardias municipales e integrantes de la Fuerza Nacional, las Fuerzas Armadas, la Agencia Brasileña de Inteligencia y el Tribunal Superior Electoral).