Uno de los problemas que acarrea la actividad de los buscadores de oro ilegales es el daño medioambiental que causa, explicó a Sputnik el teniente Wagner Pinheiro.
"En cuanto se enteran de que puede haber algo de oro en alguna parte talan los árboles y se forman claros en el bosque. Usan productos químicos y explosivos para encontrar el oro", agregó.
Así, recientemente los militares brasileños detuvieron en la escena del crimen a nueve personas que se encontraban en la tierra indígena de Sarare en la parte occidental del estado de Mato Grosso.
Allí fueron incautadas cinco máquinas extractoras de oro, básculas de precisión, siete celulares, walkie-talkies, receptores de radio, buscadores de metales, dos autos, dos motos y una excavadora. Según las estimaciones del Ejército, los buscadores de oro ocasionaron daños por el valor de unos 54.000 dólares.
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La búsqueda y detención de los 'emprendedores ilegales' es efectuada principalmente en cooperación con la Fundación Nacional brasileña del Indígena (Funai) y el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama).
Estas organizaciones forman parte de la Operación Agata Jauru III cuyo objetivo es llevar a cabo misiones tácticas para prevenir crímenes transfronterizos.
De acuerdo con Pinheiro, las bajas tasas de éxito en estas operaciones se deben a la falta de efectivos. A pesar de los esfuerzos que las fuerzas de seguridad hacen en estas operaciones junto con el Ejército, el número de militares es demasiado pequeño.
Según explicó, las áreas de los territorios en esta región son demasiado grandes en relación al número de efectivos que participan en estas operaciones, lo cual es el principal factor que determina la efectividad de la lucha contra los criminales.
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