Curiosamente, a menudo la intuición se pone en marcha en situaciones cotidianas. Por ejemplo, los deportistas suelen aprovechar la intuición a la hora de tomar rápidas decisiones.
Si una situación parecida no está guardada en la memoria, el ajedrecista tiene que pensar y analizarla por su cuenta.
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La intuición humana siempre funciona de esta manera y reside en la capacidad de tomar decisiones a partir de la experiencia anterior.
¿Cómo funciona la intuición desde la perspectiva científica?
Primero, el cerebro humano procesa toda la información obtenida por los órganos sensoriales y busca coincidencias en la experiencia. Ese proceso transcurre en la estructura del cerebro llamada hipocampo.
Las mencionadas zonas del cerebro se encuentran muy cerca una dela otra, y por lo tanto, intercambian señales de forma muy rápida, así que los procesos son totalmente subconscientes.
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Es decir, la intuición es la habilidad de actuar basándose en la información que el cerebro ya ha procesado, pero todavía no ha racionalizado.
¿Cómo y cuándo hay que usar el sexto sentido?
En realidad, la mayoría de las decisiones cotidianas se adoptan a partir de la experiencia y sin pensar.
El mejor ámbito para aplicar la intuición es aquel que uno conoce hace mucho, por ejemplo, el trabajo o una antigua afición. No obstante, hay que tener cuidado al extrapolar la experiencia especializada a otros ámbitos.
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Por lo tanto, cuando se trata de situaciones poco conocidas, los científicos aconsejan no confiar en presentimientos, sino pensar bien y consultar con otras personas.