"[Un posible ataque en Idlib] entrañaría consecuencias humanitarias y afectaría a todos, no solo a Turquía sino a Europa", dijo Cavusoglu en Viena.
"Un ataque no puntual contra Idlib destruiría el proceso político en Siria y todos los esfuerzos que hemos realizado", dijo Cavusoglu en Viena.
Según comunicó, de momento se aplican todos los esfuerzos "para prevenir cualquier ataque no puntual contra Idlib, habitado por 3,5 millones de civiles".
"Allí hay ciertos grupos extremistas y la mejor solución es separarlos, dividirlos de los otros y después abatirlos", dijo.
En 2017, el territorio de Idlib comenzó a formar parte de la zona de distensión del norte de Siria patrocinada por Turquía, que es junto con Rusia e Irán garante de la tregua en el país árabe, acordada en el marco del proceso pacífico de Astaná.
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El pasado 26 de agosto, el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, general Ígor Konashénkov, denunció que los terroristas del Frente al Nusra están tratando de montar en esa provincia una provocación con el fin de acusar a Damasco del uso de armas químicas contra la población civil.
Según Konashénkov, con este fin al golfo Pérsico llegó el destructor USS The Sullivans con 56 misiles de crucero a bordo, además el bombardero estratégico B-1B de la Fuerza Aérea de EEUU provisto de 24 misiles de crucero aire-superficie AGM-158 JASSM se trasladó a la base Al Udeid de Catar.
El secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, declaró que Washington está en contacto permanente con Rusia para impedir un posible uso de armas químicas en Siria.