En la tarde del 7 de agosto, un caza español modelo Eurofighter Typhoon 2000 disparó accidentalmente un misil mientras realizaba una misión de adiestramiento sobre el espacio aéreo de Estonia. El proyectil AIM-120 AMRAAM, de tipo aire-aire, afortunadamente no impactó en ninguna aeronave a su alcance, pero su paradero aún está por revelarse. Todos los aviones que participaban en la maniobra pudieron regresar sin novedad a la base aérea de Siauliai, en la vecina Lituania.
El ministro de Defensa de Estonia, Juri Luik, declaró que se trató de un incidente extremadamente raro y lamentable. Agregó que los vuelos del Ejército del Aire de España sobre los países bálticos han quedado temporalmente suspendidos.
"Antes de aclarar la situación, los cazas españoles estarán apartados. En cambio, la misión la continuará la división de Portugal. España estará ahora en reserva", especificó el ministro estonio.
Tanto el Ministerio de Defensa de Estonia como el de España han lanzado investigaciones paralelas para esclarecer lo sucedido. Según se ha dado a conocer, el proyectil tiene un modo de autodestrucción incorporado, pero su aniquilación no se ha confirmado hasta ahora y no se descarta que pudiera haber aterrizado en un área de 40 kilómetros al norte de la ciudad de Tartu.
Entre tanto, el incidente ha vuelto a levantar preguntas sobre la necesidad de que España mantenga una importante presencia militar en los países del Báltico.
"Retener la agresión rusa"
Las aeronaves implicadas en el incidente pertenecen al Ala 11 del Ejército del Aire de España, con base en Morón de la Frontera (Sevilla). Están desplegadas en la región atendiendo la operación Policía Aérea del Báltico, una misión de patrulla aérea amparada por la OTAN.
Esta operación comenzó en 2004 tras el ingreso en la organización transatlántica de Estonia, Letonia y Lituania, países que no tienen sus propios equipos necesarios para velar por la seguridad de su espacio aéreo. Desde entonces, cuatro aviones de combate de un país miembro de la OTAN permanecen desplegados en la base de Siauliai (Lituania) por periodos de cuatro meses, y la Fuerza Aérea de España había participado en la misión solo en una ocasión.
No obstante, tras el estallido de la crisis de Ucrania, y alentada por el creciente temor de los países bálticos, a principios del 2014 la misión de la OTAN se reforzó con otros 12 cazas de tres países miembros. Desde entonces, España ha mostrado una participación más inclusiva, liderando la operación en cuatro ocasiones, cifra récord entre todos los países que participan.
Más: España participa por cuarto año en la misión aérea de la OTAN en el Báltico
"Restar apoyo al independentismo catalán"
El motivo de tal incremento de la participación española en la misión de la OTAN no se tenía claro hasta mediados del 2017. Fue entonces cuando el exministro de Exteriores de España y actual diputado del Congreso, José Manuel García-Margallo, reconoció que se trata de un favor diplomático para ganar apoyo internacional y evitar que los Estados europeos se pronunciaran abiertamente a favor del proceso soberanista catalán.
"Nadie sabe el esfuerzo que ha costado eso y los favores que debemos a una cantidad de gente por haber logrado que hagan las declaraciones que han hecho", sentenció García-Margallo en un programa televisivo de 13TV.
En el mismo programa, el exministro enumeró varios países que visitó con el objetivo de cambiar la posición de sus Gobiernos respecto al tema de la independencia catalana. En particular, puntualizó las gestiones que tuvo que hacer en las repúblicas bálticas con idéntico objetivo. "Yo he estado cuatro veces en los países bálticos y no es que tuviéramos intereses económicos allí, es que estaba el tema catalán", especifica.
Mes y medio después, en una rueda de prensa, García-Margallo detalló cuáles habían sido "los favores" que tuvo que conceder para restar apoyo al independentismo catalán. Negó que los esfuerzos para los favores fueran económicos o "de contraprestación material", pero sí especificó que España tenía "un escuadrón aéreo en el Báltico". "En cualquier conversación en que tú entras con otros Estados, países o Cancillerías, ellos ponen encima de la mesa cuáles son sus preocupaciones e intereses y nosotros ponemos cuáles son nuestros intereses o preocupaciones", adelantó.
"Un ejemplo muy claro: vengo de un debate en Almería en el que me han recriminado la postura que ha tenido España en las sanciones a Rusia por la invasión de Crimea; pero nosotros no tenemos una preocupación por Rusia como tienen los países bálticos. Nosotros no tenemos esa preocupación pero la entendemos, la compartimos y como socios apoyamos las acciones y tenemos un escuadrón aéreo en el Báltico. Por la misma razón mi preocupación es el tema de la unidad de España", expuso el exministro.
Las declaraciones de García-Margallo causaron polémica en la sociedad española. No obstante, la titular de Defensa entre 2016 y 2018, María Dolores de Cospedal, negó que la presencia de tropas españolas en la región sea una contrapartida destinada a evitar que los países del báltico reconocieran la independencia de Cataluña.
"Nuestra presencia en Letonia tiene que ver con nuestros compromisos con la OTAN. No hay ningún otro motivo", afirmó la entonces ministra ante la Comisión de Defensa del Congreso español.
Sea como sea, lo cierto es que dentro de la UE, las repúblicas bálticas han sido las que más apoyo indirecto han brindado al proceso soberanista catalán. Así, Valdis Dombrovskis, primer ministro de Letonia entre 2009 y 2014, se pronunciaba abiertamente a favor de "la vía catalana" hacia su independencia, lo que entonces desató una crisis diplomática con Madrid. El Parlamento de Estonia, por su parte, se destacó por ser uno de los pocos en establecer un grupo de amistad con Cataluña, evadiendo el Estado español.