"El impacto fue muy grave y las consecuencias se siguen observando porque Rusia es el mercado natural de las producciones hortofrutícolas españolas", afirmó en una entrevista con Sputnik José María Pozancos, director general de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex).
Esta decisión fue adoptada después de que la Unión Europea, a raíz de la crisis de Crimea, impusiera junto a otros países sanciones económicas a la industria petrolera de Rusia, así como a sus productos de defensa y doble uso.
Según datos del ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior), las sanciones rusas supusieron sólo hasta agosto de 2016 un impacto negativo directo de 534 millones de euros, afectando especialmente al sector de la carne (con pérdidas de 262 millones) y al de la fruta (188 millones).
Sputnik se puso en contacto con el ICEX para consultar datos más actualizados, pero desde el instituto aseguran que desde 2016 no se realizó ningún estudio específico sobre el impacto de las sanciones.
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Aunque Fepex no dispone de datos exactos sobre el impacto de las sanciones a lo largo de los últimos cuatro años, la impresión de la asociación es que fueron "brutales" y generaron "una gran perturbación en el mercado" tanto de manera directa como indirecta.
"Rusia es el mercado natural para la fruta de España tanto por su dimensión, su capacidad adquisitiva, la complementariedad de climas o por las facilidades logísticas", relata Pozancos.
Tras las sanciones, aparecieron "mercados alternativos" que se comportaron "relativamente bien", como Canadá o Brasil, pero Pozancos destaca que "no pueden ser sustitutivos del mercado ruso".
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Pozancos destaca que las frutas y hortalizas son "productos muy perecederos", por lo que su exportación a otros países resulta "muy complicada" si éstos se encuentran muy lejos o si no se disponen de conexiones logísticas adaptadas para ello.
Además de la búsqueda de otros mercados, Pozancos recuerda que, tras las sanciones, los agricultores tuvieron que recurrir a "las medidas de retirada previstas por la Unión Europea" y las ayudas por del Ministerio de Agricultura de España para la transformación de la fruta en zumo.
En suma, todo ello tuvo un impacto "claramente negativo" para el sector hortofrutícola, que tuvo que buscar salidas hacia mercados "más volátiles" perdiendo una demanda estimada "en torno al 10% del total".