"Andrés Manuel mantiene su mano abierta, es importante que los zapatistas participen del cambio impresionante que va a ocurrir en este país, pero entiendo que ellos, los integrantes del EZLN, han sufrido muchos ataques, y han padecido decepción tras decepción", dijo el religioso, Premio Nacional de Derechos Humanos 2012, que asesora en esa materia a López Obrador.
Los rebeldes zapatistas, que se alzaron en armas en 1994 y tras complejas negociaciones se replegaron a las montañas de Chiapas en el sureste del país, auguran que AMLO, como es conocido el líder de la izquierda nacionalista por las siglas de su nombre, será una nueva "desilusión" en su próximo mandato de seis años, porque México solo "cambió de capataz, pero el finquero (hacendado) sigue siendo el mismo".
"Como es sabido por quienes tienen el mínimo conocimiento sobre el EZLN y sus modos, un asunto así sería comunicado públicamente con antelación", respondió la organización en un comunicado, al conocer que Solalinde intentaría entregar una misiva con un oferta de diálogo del próximo presidente.
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El sacerdote respondió que "a pesar de esa desconfianza, el próximo gobierno de Andrés Manuel va a demostrar que sí es diferente, por eso espero que los zapatistas vayan recapacitando", dijo a esta agencia el emisario.
A la espera de una consulta zapatista
Las comunidades de unos cinco municipios en las montañas del sureste mexicano realizarán una consulta interna, estima el religioso, conocido por su trabajo a favor de los derechos de los migrantes que cruzan el país hacia EEUU.
"Los zapatistas van realizar sus procesos internos de consulta sobre la oferta (de diálogo), soy testigo de que la mano abierta de Andrés Manuel es real y que él mantiene la mano extendida", enfatizó el asesor.
"Los zapatista reaccionaron (desconociendo la oferta), pero tienen que considerar que no basta la iniciativa, en un proceso de diálogo interno de ellos", para comenzar un nuevo proceso en esa región, una de las más empobrecidas del país.
El asesor agregó que, de parte del equipo del próximo mandatario que asumirá el cargo el 1 de diciembre, "debemos esperar".
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"Andrés Manuel no quiere imponer nada, esperaremos hasta que él ya sea presidente en funciones y se verá que de verdad él tiene la voluntad de cambiar este país", enfatizó Solalinde.
El religioso confió en que ese encuentro puede ocurrir "una vez que se empiecen a ver los cambios y los zapatistas comprendan que es un interlocutor serio que tiende puentes con todos los sectores para que sume a transformar el país".
Sobre el rol que juega en el equipo de transición, Solalinde explicó que "soy asesor voluntario, sin paga, no quiero ser parte del próximo gobierno, lo hago con mucho gusto, con libertad y derecho de actuar desde los intereses del pueblo".
El sacerdote dijo que estaba dispuesto a criticar a López Obrador, a pesar de su amistad y simpatía.
"Él tiene una excelente buena voluntad, pero algunos de los miembros de su equipo a lo mejor en algún momento no estén en esa misma sintonía", precisó sobre su independencia.
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Los zapatistas recordaron la "amarga experiencia" de dialogar con el Gobierno Ernesto Zedillo (1994-2000), "quien aprovechó esos contactos para planear el aniquilamiento de la dirigencia zapatista de entonces", señala la repuesta.
"Quien operó esa traición, es el señor Esteban Moctezuma Barragán", dijeron al señalar al designado a la cartera de Educación por López Obrador.
Moctezuma, quien fue ministro de Gobernación y negociador del Gobierno de Zedillo, "es ahora uno de los propuestos para formar parte del gobierno que supuestamente habrá de tomar posesión el 1 de diciembre del 2018, no antes", recuerdan los rebeldes.
El zapatismo nunca ha apoyado las campañas presidenciales de López Obrador, desde 2006, cuando fue postulado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda).
Después del triunfo de AMLO, el EZLN convocó a sus simpatizantes, colectivos y organizaciones de base a apoyar al Concejo Indígena de Gobierno (CIG) en un "encuentro de redes de apoyo", para relanzar su movimiento, por los derechos de entre 15 a 20 millones de empobrecidos indígenas.