El 30 de junio de 1908, un objeto relativamente pequeño proveniente del espacio impactó contra una zona de boscosa de la Siberia, en la actual Federación Rusa. Tal vez tendría unos 50 metros de diámetro, pero causó una devastación en una extensión de miles de kilómetros cuadrados, dejando un panorama desolador.
En recuerdo de este episodio, la Asamblea General de la Naciones Unidas designó en 2016 el 30 de junio como el Día Internacional de los Asteroides, por la "preocupación" de que un objeto de este tipo pudiese impactar contra nuestro planeta, explicó a Sputnik Gonzalo Tancredi, titular del departamento de Astronomía de la Universidad de la República (Uruguay).
"Dependiendo del tamaño del asteroide, las consecuencias pueden ser catastróficas, ya sea a nivel local, regional o global. Entonces es un tema que se ha venido estudiando en las últimas décadas, principalmente a partir del año 1980, cuando se llegó a la conclusión de que la extinción de los dinosaurios fue producto de la gigantesca colisión de un asteroide", dijo a Sputnik el experto.
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A partir de episodios así, se "reconoce la vulnerabilidad de la vida en la Tierra, y en particular de la humanidad, frente a este tipo de catástrofes", apuntó el astrónomo. Esta realidad ha provocado "una preocupación a nivel científico y gubernamental de cómo protegernos ante un evento de este tipo", así como una necesidad de dar "difusión pública" al tema, prosiguió.
¿Estamos en riesgo inminente de ser víctimas de un asteroide?
Las consecuencias del choque de un asteroide contra la Tierra depende en buena medida de su tamaño. A inicios de los 90, la comunidad científica internacional, con el soporte del Congreso de EEUU, decidió establecer la meta de catalogar más del 90% de los asteroides de más de un kilómetro de diámetro, en una operación denominada 'Guardianes del Espacio' (en inglés, Spaceguard).
"Se estima que el impacto de un asteroide de un kilómetro de diámetro podría traer una consecuencia a nivel global. Quizás no una extinción, al estilo de los dinosaurios, para eso tal vez se requiera un asteroide más grande, de unos cinco kilómetros de diámetro. Pero sí una situación catastrófica a escala planetaria", aseguró el académico.
Además de lo ocurrido en Tunguska en 1908, un ejemplo es el llamado 'bólido de Cheliábinsk', ocurrido el 15 de febrero de 2013. En las inmediaciones de esta ciudad rusa de los Urales, un cuerpo desprendido de un asteroide causó varias detonaciones en la atmósfera a miles de metros del suelo. La onda expansiva de la explosión dejó más de un millar de heridos, además de daños materiales.
"Ese tipo de eventos no producirían una extinción masiva, pero sí una catástrofe a escala local y regional, y comienzan a preocupar más", subrayó el experto. Si bien el objetivo inicial de catalogar los asteroides de gran porte está avanzado, "falta mucho por descubrir" en aquellos más pequeños.
It's #AsteroidDay2018! Astronauts, astrophysicists, space experts, & @ProfBrianCox discuss all things asteroids. Tune in! #AsteroidDayLive @ https://t.co/B7AAyDafaP pic.twitter.com/aDA8D8joln
— Mayim Bialik (@missmayim) 29 de junio de 2018
"En este momento podemos decir que no hay ningún objeto dentro de ese catálogo que vaya a impactar contra la Tierra en las próximas décadas. Tampoco sabemos mucho más adelante en el futuro, porque hay un nivel de imprecisión en las observaciones que no nos permite hacer una predicción más allá de unas décadas", dijo Tancredi.
¿Qué se podría hacer para evitar que un asteroide impacte en la Tierra?
"Las tecnologías todavía requieren testeo, analizar la peligrosidad que puede significar utilizar cierto tipo de dispositivos. Hay misiones espaciales pensadas y proyectadas para desviar algunas de estas alternativas, pero todavía se está en una etapa de investigación", indicó el astrónomo uruguayo.
¿Se puede sacar provecho económico de un asteroide?
"Una es la extracción de minerales que son poco abundantes aquí en la Tierra pero que serían un poco más más fáciles de conseguir en asteroides. Estamos hablando de minerales como tierras raras, o que se utilizan mucho para la fabricación de equipamiento electrónico", mencionó.
"La otra es extraer agua para dos objetivos. El agua la necesitamos para cualquier tipo de base espacial que se construyera, ya sea en la Luna, en un asteroide o mismo hasta en Marte. En cualquier viaje espacial es necesario tener agua disponible. Pero también puede ser utilizada como combustible", agregó.
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Estas posibilidades "en una etapa de proyección, diseño y estudio sobre la factibilidad económica" han surgido sobre todo en los últimos dos años, y han suscitado no solo el interés de las agencias espaciales, sino también de empresas privadas.
¿Cómo se 'bautiza' un asteroide?
Existen alrededor de 500.000 asteroides conocidos, pero una pequeñísima parte tiene una designación, es decir, un nombre. Normalmente, tienen un código que indica el momento en el que fue
"En el caso de Uruguay tenemos varios asteroides con designaciones referentes a colegas del, ya sea astrónomos pero también personalidades de la ciencia. Son generalmente reconocimientos a figuras científicas vivas o muertas y también a lugares. Por ejemplo, hay un asteroide que se llama Montevideo", explicó Tancredi.
"Se trata de respetar diferentes culturas. Si bien quizás un gran número de asteroides son descubiertos por norteamericanos o europeos, la idea es que en esta distribución de nombres de asteroides se vean reflejadas todas las culturas de la humanidad. Hay asteroides con designaciones en todos los idiomas reconociendo lugares y personalidades de todo el mundo", precisó.