Esta roca de color rojizo oscuro fue captada por primera vez el 19 de octubre de 2017 por el telescopio Pan-STARRS 1, ubicado en Hawái. El aparato detectó un débil punto de luz, que al principio parecía un pequeño cometa. No obstante, observaciones posteriores confirmaron que se trataba de un asteroide de forma ovalada.
A su vez, un equipo de investigadores encabezado por Karen J. Meech, del Instituto de Astronomía de Hawái, llegó a la conclusión de que el objeto celestial "varía muchísimo en la intensidad de su brillo".
La científica indicó que "esta gran variación en el brillo, poco común, significa que el objeto es muy alargado y su longitud es unas diez veces mayor que su anchura, con una forma compleja y enrevesada".
Según las observaciones, el inusual asteroide alcanzó una velocidad máxima de 315.000 kilómetros por hora y actualmente se encuentra a unos 295 millones de kilómetros del Sol, entre las órbitas de Marte y Júpiter. Los astrónomos sugieren que se originó en la constelación de Lyra y que abandonará nuestro sistema en 2022.
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"Es un visitante extraño de un sistema estelar lejano, en cuanto a su forma, no se parece a nada que hayamos visto en nuestro propio vecindario del sistema solar", concluyó Paul Chodas, del Centro de Estudios del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA.