"El Ministerio del Interior tiene bajo su responsabilidad la seguridad y los militares tienen bajo su responsabilidad la defensa nacional, y eso lleva a que tengan una preparación, un armamento y una forma de funcionamiento diferente; y el armamento y la forma de funcionamiento de los militares no los lleva a estar preparados para la seguridad", explicó el funcionario.
"La policía no tiene enemigos, tiene objetivos de seguridad, y hay quienes atentan contra esa seguridad y su función es detenerlos y llevarlos a la justicia", afirmó el jerarca.
En mayo, el senador opositor Jorge Larrañaga comenzó a recolectar firmas para plebiscitar la creación de una Guardia Nacional que participe "en la acción preventiva, disuasiva y represiva tendiente a impedir la comisión de delitos, faltas o infracciones, en especial en aquellas zonas del país donde se registra un alto índice delictivo", según el texto de la propuesta.
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El impulsor de la iniciativa debe recolectar unas 250.000 firmas, equivalentes a 10% del padrón electoral; en caso de alcanzar esa cifra la propuesta se plebiscitaría el último domingo de octubre de 2019, junto con la primera vuelta de las elecciones nacionales.
Experiencia fallida
Para Bonomi, la propuesta de que los militares colaboren en la seguridad pública ya ha sido aplicada en varios países de la región, sin resultados positivos en materia de descenso de los índices de delitos y homicidios.
Asimismo, destacó que no es necesario crear una Guardia Nacional, dado que la policía uruguaya cuenta con un grupo especial, la Guardia Republicana, que opera en todo el territorio y está bajo el mando del Ministerio del Interior.
"En Uruguay hay un organismo, que es la Guardia Republicana, que tiene 1.500 efectivos armados fuertemente, de forma diferente a la policía y, en todo caso, si alguien cree que eso tiene que ser fortalecido, habrá que reforzar lo que es la Guardia Republicana en cantidad de efectivos", afirmó.
Asimismo, Bonomi señaló la dificultad de formar a militares en tareas policiales, incluso de un grupo como la Guardia Republicana.
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En 2010, el Ministerio del Interior abrió 1.500 cupos para que integrantes del ejército se sumaran a la policía y recibieran entrenamiento policial, pero solo 400 pasaron de una fuerza a la otra.
"Lo intentamos, pero no funcionó del todo", reconoció el jerarca, quien añadió que la mayoría de estas 400 personas se sumaron a la Guardia Republicana, "porque es lo más cercano" a la formación militar.
Según una encuesta publicada en mayo por la consultora Opción, 74% de los entrevistados se manifestaron de acuerdo con que los militares colaboren con la policía en tareas de seguridad pública, 22% se opusieron y el restante 4% no respondieron.