"A nosotros nos mantienen angustiados con la Guardia Nacional (componente de la Fuerza Armada), pero no ponen el ojo donde lo deben hacer, que son los mayoristas (distribuidores), el control debe ser a ellos", dijo a Sputnik Ernesto García de 55 años, quien, desde más de 25 años, trabaja en el mercado de Guaicaipuro.
"Esto es una muestra de que los controles no sirven, porque la gente que necesita comprar y tiene el dinero, está dispuesta a pagar lo que no se consigue", dijo a esta agencia Bertha Gutiérrez de 45 años, luego de que un comerciante guardara en su bolso de forma clandestina un kilo de harina de maíz que adquirió 500 veces más cara que lo que obliga el Gobierno.
El precio regulado de la harina de maíz (utilizada para hacer arepas, un bollo típico de Venezuela) es 25.000 bolívares, según la última lista publicada por el Gobierno en febrero de 2018.
Sin embargo, en las ventas clandestinas, que es como habitualmente se adquiere, se comercializa por encima de dos millones de bolívares por kilo.
Y es que, entre febrero y junio de este año, el dólar paralelo por el cual se rigen la mayoría de los distribuidores y comerciantes para la fijación de precios, pasó de 225.000 a 3.500.000 bolívares por dólar.
Ajutes semanales
"Venezuela está en una etapa de hiperinflación los precios están subiendo entre 80 y 100% al mes, eso significa que ningún acuerdo puede durar más de una semana sin que se afecte la estructura de costo", añadió.
Esta opinión coincide con la de comerciantes de los mercados de Guaicapuro y Quinta Crespo quienes piden al Gobierno que si se establece un control este se ajuste semanalmente para que pueda funcionar.
Precios acordados
Por otra parte, Juan Carlos Valdez, experto en economía política y conductor del programa Boza con Valdez, transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión, explicó que los convenios "son como lo dice la expresión, un precio que se acuerda con el productor, el distribuidor y el comerciante final".
El especialista destacó que la variación de precios debe ser igualmente acordada.
"Una vez que se sincera la estructura de costo para el Estado es más fácil saber si efectivamente por el efecto del costo de producción tu puedes volver a subir los precios", dijo.
Para la compradora Margarita Jesús, de 69 años, el ajustar los precios es necesario.
"Me parece muy bien, más bien creo que se demoraron mucho en tomar la medida de control de precios, claro, la culpa no es del comerciante, sino del que les vende a ellos, pero el Gobierno tiene que intervenir los mercados para poder orden", añadió.
El comunicador cree que, "si algo no da mucha esperanza", es que el Gobierno depende de los empresarios que quieren derrocar al presidente Nicolás Maduro, por lo que allí, opinó, juega un papel fundamental el que las autoridades "hagan respetar las leyes".
Ochoa, por su parte, señaló que la estabilización de precios será inútil mientras no se atiendan las causas macroeconómicas y puede llevar al quiebre o cierre de empresas porque el Gobierno no tendrá la capacidad de lograr los controles necesarios.
"La experiencia que tenemos en la historia los precios que se han regulado, es que, al establecerlos, una parte importante de los productos se van a mover al mercado negro donde además de tener un costo más sincero, van a tener una prima por el riesgo de operar en el mercado negro, es decir, van a ser mucho más costosos", agregó.
"Si recorre los supermercados que expropió el Gobierno por supuestas irregularidades, encuentra los anaqueles vacíos, si todo funcionara, uno debería poder ir allí y encontrar todo, esta regulación de precio no es más que para entretener a la gente", apuntó.
Se espera que el Gobierno publique este sábado una lista de precios de 50 productos esenciales en base a la Ley de Precios Justos, aprobada en noviembre del 2017 por la Asamblea Nacional Constituyente.
La lista surgió tras una semana de reuniones con especialistas, comerciantes y distribuidores.
Entre los productos que se regularán se encuentran café, azúcar, arroz, pasta, frijoles, carne, leche, queso blanco, jamón, mayonesa, maíz, pollo, pescado, harina de trigo, aceite, además de diversos rubros de higiene y aseo personal.