Seguramente que los desdichados migrantes, cuando comienzan su peregrinación escapando de todo tipo de barbarie en algunos casos, o presas de mercaderes en otros, no imaginan que puedan estar cambiando el mapa geopolítico de la todopoderosa Unión Europea.
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Ahora, llegó el momento de pagar la fiesta: uno de sus súbditos le extendió la minuta del ultimátum: tiene dos semanas para pactar junto a sus socios europeos una ecuación que le permita rechazar en su frontera, la entrada a migrantes que hayan pedido asilo en otro país.
Y como no hay peor astilla que la del mismo palo, fue su ministro del Interior, Construcción y Patria, quien fungió de Judas Iscariote. El órdago lanzado por Horst Seehofer promete acabar con la canciller Angela Merkel, quien ya lleva 13 años en el poder de forma ininterrumpida. Y todo, a pesar de que la Unión Social Cristiana de Seehofer, y la Unión Democrática Cristiana de Merkel, son primos hermanos en una entente que lleva siete décadas en yunta.
No supo tampoco Matteo Salvini, vicepresidente del Concejo de Ministros de Italia y ministro del Interior del país, que al rechazar el atraco del Aquarius, derivaría en esa consecuencia en Alemania, pero además en una caída estrepitosa de la imagen, tanto en Francia como en el resto de Europa, del presidente, Emmanuel Macrón, quien tachó la actitud de Italia como 'cínica', al tiempo de no ofrecer sus puertos para la llegada del barco.
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En este sentido, el columnista de Sputnik y exdirector de Euronews, Luis Rivas, entiende que el proyecto europeo puede estar en riesgo.
"La reacción del Gobierno italiano al Aquarius no ha sido más que el último episodio, y la prueba que necesitaban los que no querían ver el problema en la Unión Europea, de lo que supone la inmigración. En Italia hay cientos de miles de personas que quieren llegar a diferentes países europeos, que están allí instalados, sin la ayuda del resto de los países europeos".
"La Europa del Norte se desentiende de los problemas de Italia, Grecia, y también de la llegada de inmigrantes a España, y en ese sentido las posiciones dentro de Europa son tan diferentes, la de los diferentes partidos y países europeos es tan absolutamente opuesta, que no se vislumbra ninguna solución. Y tal como un nuevo Gobierno en Italia ha sido el que ha detonado, sin ser su culpa, la situación de la emigración masiva hacia Europa, digamos que la 'venganza' de la historia sería que el Gobierno de Angela Merkel, quien fue la que inició esta 'invitación' a la llegada de inmigrantes de forma masiva y sin controles, pues acabe perdiendo su cargo, su Gobierno, y un poco también su puesto en la historia de Europa", sentencia Luis Rivas.
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