La policía francesa detiene de forma rutinaria a niños no acompañados y los pone en trenes de vuelta a Italia tras alterar sus documentos para que parezcan mayores, o para hacer aparentar un retorno voluntario, consta en el informe que se hizo público el 14 de junio.
Al menos 16.500 inmigrantes, de los cuales una cuarta parte son niños, pasaron por la ciudad fronteriza de Ventimiglia, en Italia, durante los nueve meses previos a abril de 2018, y la cifra podría ser aún mayor en verano. Una gran parte huye de la violencia en países como Sudán, Eritrea, Siria y Afganistán y procura desplazarse a Francia, el Reino Unido, Suecia y Alemania para reunirse con familiares o amigos.
"Europa debe arreglar su sistema de asilo y compartir la responsabilidad de acoger a los solicitantes de asilo. Los gobiernos y los funcionarios fronterizos deben proteger las necesidades especiales y los derechos de los niños en lugar de expulsarlos ilegalmente a otros países. Los niños nunca deberían ser mantenidos en celdas o sometidos a abusos crueles", cita el comunicado a la directora de Campañas de Oxfam Italia, Elisa Bacciotti.
También pide al Gobierno francés que detenga inmediatamente las deportaciones ilegales de niños a Italia y ponga fin a las prácticas ilegítimas de la policía y los guardias de fronteras.
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