Cinco horas de negociaciones en la primera reunión cara a cara de un presidente estadounidense con un líder norcoreano produjeron un montón de fotografías de carácter histórico y generaron un sentimiento positivo por todos los rincones del planeta.
No obstante, la situación no queda del todo clara ya que al analizar el documento firmado surgen las dudas acerca de cuán realmente eficaces serán los acuerdos y cómo va a lograrse la tan buscada desnuclearización.
"Kim gana" al obtener un estatus formal y evitar la invasión
Pero la cuestión es que el documento final no contiene obligaciones vinculantes acerca del tema, sino un compromiso general "trabajar por la completa desnuclearización de la península coreana", escribe el politólogo ruso Guevorg Mirzayán en su artículo para la revista Expert.
Tampoco está presente en el documento una hoja de ruta del proceso, algo que sí fue establecido en los acuerdos de 1994 entre EEUU y Corea del Norte.
"¿Por qué Trump admitió una formulación tan vaga? Porque no tenía otra opción tras arrinconarse por su retórica anterior", explica el autor.
Para Mirzayán, las declaraciones belicistas de Trump dejaron solo dos variantes: o celebrar la cumbre, cualquiera que fuera el resultado, o dinamitar la reunión, acusar a Pyongyang de ser incapaz de dialogar y proseguir a una solución del problema con más presión o hasta utilizar incluso la fuerza militar.
A su vez, Corea del Norte aplicó todos los esfuerzos para celebrar la cumbre y mostrarse como parte negociadora racional y tranquila, y como premio, recibió un prestigio y un estatus sin precedentes.
"No es la foto con Trump lo que le proporcinó a Kim un elevado estatus, sino el hecho de que Trump le haya aceptado como un socio en la mesa de negociaciones, y, básicamente, le haya aceptado como parte del mundo civilizado", valora Mirzayán.
El propio documento, por opaco que parezca, de todos modos cambia el rumbo de las negociaciones a favor de una vía diplomática y no militar, algo que por sí mismo ya es una gran victoria, celebrada no solo en Pyongyang sino también en Seúl.
"La única posibilidad para Kim de perder la partida con los estadounidenses —es decir, dejar de existir como líder de Corea del Norte— hubiera sido una operación militar. Este riesgo ha quedado considerablemente reducido, y ahora Kim tiene todo el tiempo que necesite para entablar relaciones constructivas con Corea del Sur", concluye el experto.
"El mundo pierde" porque no hay garantías de desnuclearización
Otro experto ruso, el profesor Andréi Lankov, radicado en Seúl, se muestra más pesimista acerca de los resultados de la cumbre.
"Pero el documento queda sumamente desdentado e inconcreto. Se esperaban algunos pasos reales, como el desmantelamiento de la infraestructura nuclear o la entrega de material nuclear a EEUU o a un tercer país. Y no hay ni una palabra sobre esto", comentó en su artículo para el 'think-tank' Valdai Club.
Trump "tenía todos los ases bajo la manga" para obligar a Pyongyang a que le hiciera concesiones considerables y no lo logró, así que "esto crea un gran desconcierto para la diplomacia estadounidense bajo la Administración Trump".
Lo que se puede esperar ahora son "unas negociaciones adicionales que tardarán meses o años", opina Lankov, luego, el presidente Trump abandonará su cargo y la amenaza militar para Corea del Norte disminuirá aún más.
Según él, Rusia no debería celebrar el escaso resultado de la cumbre ya que para Moscú, limitar la propagación de las armas nucleares es una prioridad.
Y si tácticamente el fracaso de Trump "puede parecer un motivo para cierta alegría", a nivel estratégico es "una oportunidad perdida de prevenir el auge de una nueva potencia nuclear en el mundo", concluye el experto.