A finales del siglo XV, Moscú y Constantinopla alcanzaron varios acuerdos comerciales, incluso, en 1513, el sultán Selim I afirmó que estaba dispuesto a ser "amigo y hermano" del zar ruso.
En total, entre el Imperio otomano y el ruso estallaron 12 guerras desde finales del siglo XVI hasta principios del siglo XX. La mayoría de los conflictos armados se debía a las pretensiones de los sultanes turcos de tomar el control de las tierras rusas en Povolzhie y Pridneprovie. Sin embargo, los otomanos solo logró vencer a los rusos en dos casos: en 1711, a la orilla moldava del río Prut y durante la Guerra de Crimea (1853-1856), a las afueras de Sebastopol.
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Como resultado de aquellas guerras, el país otomano perdió los territorios ocupados en Azov, Crimea, Prichernomorie del Norte y Besarabia. Posteriormente, perdió también el Cáucaso.
Así, en 1918, los países Aliados (Francia, Reino Unido y Rusia) decidieron utilizar a Turquía como una plataforma de lanzamiento para atacar a la Unión soviética. No obstante, el líder del Movimiento Nacional turco, Mustafá Kemal Ataturk, se negó a cumplir la mayoría de las exigencias de los Aliados y tomó la decisión de mantener las fronteras del país.
A principios de los 1920, la URSS se convirtió en el único aliado de la República de Turquía. Vladímir Lenin apoyó la creación del nuevo Estado y mandó a Ankara decenas de miles de armas y 500 kilogramos de oro para que las autoridades pagaran los salarios de los primeros funcionarios y militares de la nueva Turquía. En 1921, los dos países firmaron el Tratado de Amistad y Hermandad Turco-Soviético, que anuló las pretensiones territoriales del ya extinto Imperio ruso. Las nuevas fronteras turcas —que ahora incluían las regiones de Kars, Artvin y Ardagan— fueron reconocidas por todas las repúblicas soviéticas.
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No obstante, en 1925, Ataturk cambió de estrategia y prohibió todos los partidos opositores del país, entre ellos, el comunista. Luego, empezó a tender puentes con los Estados que hace poco intentaron destruir el país. No obstante, esto no afectó las relaciones bilaterales entre la URSS y Turquía.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Turquía se negó a unirse a la Alianza del Eje (una agrupación liderada por la Alemania nazi que luchaba contra los Aliados). En 1939, firmó un acuerdo de colaboración con el Reino Unido y Francia, así como prorrogó el Tratado de Amistad y Hermandad Turco-Soviético. Sin embargo, influenciada por los triunfos bélicos de Alemania, el 18 de junio de 1941, Ankara firmó un tratado de amistad y no agresión con Berlín.
A su vez, el entonces líder soviético, Iósif Stalin, estaba molesto por la postura de Ankara durante la Segunda Guerra Mundial y decidió "castigar" a Turquía, según muchos historiadores. Así, el 19 de marzo de 1945, declaró finalizado el tratado de amistad entre Ankara y Moscú.
Por su parte, Turquía propuso a la URSS llegar a un nuevo acuerdo. En cuanto a las autoridades soviéticas, contaban con tener el control conjunto con Turquía del mar Negro y el Mediterráneo, así como modificar el acuerdo del 1921. De este modo, el país otomano se vio obligado a devolver a Moscú la región de Kars, así como algunos terrenos a las afueras de Erevan y Batumi, que solían ser parte del Imperio ruso.
Según declaró a RT el historiador Yuri Dubinin, del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO, por sus siglas en ruso), "en 1945, Ankara se convirtió en aliado de Moscú, pero ¿cómo es posible tener una disputa territorial con un aliado?".
Las reivindicaciones territoriales de la URSS no fueron apoyadas ni por la propia Ankara ni por los antiguos aliados de Moscú. Asimismo, algunos de los líderes occidentales las utilizaron como una excusa para adoptar políticas antisoviéticas a principios de la Guerra Fría. El 30 de mayo de 1953, tras la muerte de Stalin, Moscú renunció a sus reivindicaciones territoriales. A pesar de esto, Turquía aprobó el despliegue de bases militares estadounidenses en su territorio. Pese a que durante décadas, las relaciones entre Moscú y Ankara siguieron siendo bastante tensas, tras la disolución de la URSS, Turquía dejó de ser un país fronterizo con Rusia, lo que acabó con las disputas territoriales entre los dos países.