La misma semana había ocurrido que Mattarella decidió que tenía la potestad de patear el tablero y la voluntad de millones de italianos, sólo porque sí. Sus conciudadanos, y los partidos que se habían aliado para formar Gobierno, protestaron que su cargo de presidente no le investía con esa prerrogativa.
Para el presidente de la Consultora Ekai Center, "todo parece indicar que esta decisión tan extraordinaria del presidente (Sergio Mattarella) de intentar boicotear o impedir el Gobierno designado por las urnas, ha tenido una reacción tan fuerte de la opinión pública italiana, de los medios de comunicación, de los distintos agentes políticos, que al final se ha visto obligado a dar marcha atrás".
Y es que Mattarella había echado al propio Conte del templo del Quirinal, con Paolo Savona, el resto de su lista y todo. En aquel momento Conte había propuesto al euroescéptico Savona como Ministro de Economía. Toda una afrenta insoportable para el presidente, quien días más tarde aceptó el nuevo maquillaje del economista de 81 años: esta vez se vestiría de Ministro de Asuntos para la Unión Europea.
Mientras, los roles de di Maio y Salvini no se limitan a esos ministerios que ocuparán: ambos también serán vicepresidentes. Ellos, y el resto de integrantes del Gobierno formado son tildados como 'antiestablishment', por haber anunciado medidas con las que no comulgan en Bruselas.
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En este sentido, el experto explica que "todos estos movimientos no se están produciendo en un momento más grave de la crisis, sino al contrario, cuando aparentemente estamos, desde un punto de vista de las grandes cifras, saliendo de ella, o por lo menos en una situación de mayor tranquilidad económica".
"Esto quiere decir que estos movimientos responden probablemente a un contexto de fondo de la opinión pública europea que se va moviendo progresivamente de una forma crecientemente distante con respecto a las tradicionales políticas de Bruselas, y con un movimiento de fondo aparentemente imparable que se está produciendo en prácticamente en todos los países europeos", concluye Adrián Zelaia.