Hizbulá será apoyado en el Parlamento por otro movimiento chií, Amal, y por uno de los partidos cristianos más grandes del país, el Movimiento Patriótico Libre. De este modo Hizbulá dispondrá de más de la mitad de los asientos de la cámara.
Estos resultados suponen una derrota para el bloque prosaudí del primer ministro Saad Hariri, que ha perdido un tercio de sus escaños en el Parlamento y se ha quedado con solo 21 diputados.
¿Y ahora qué?
Según Belenkaya, es difícil hacer predicciones sobre lo que ocurrirá en Líbano tras las primeras elecciones parlamentarias de los últimos 9 años, pero la población del país árabe no está muy esperanzada de ver cambios. Según el politólogo libanés Taufik Shuman, ni siquiera está claro si el primer ministro va a dejar el puesto.
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Shuman calificó como "batalla ardiente" lo que le espera a la política libanesa, ya que después de las elecciones de 2009 se necesitaron cinco meses para formar gobierno.
De hecho, la arabista rusa menciona que Saad Hariri básicamente ha ofrecido diálogo a Hizbulá al calificarlos como "socios en la estabilización de la sociedad libanesa". Además, prometió mantener su alianza con el actual presidente del país, Michel Aun, que fue apoyado por Hizbulá en las elecciones presidenciales.
"La verdadera correlación de fuerzas en Líbano quedará clara solo después de que se hayan asignado todos los puestos del gobierno", concluyó el experto del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexéi Sarábiev.
La influencia de la guerra en Siria
A pesar de que las elecciones parlamentarias son un asunto interno libanés, "la política de Hizbulá en Siria tiene mucho que ver con la victoria del movimiento chií y sus aliados en Líbano", explica el politólogo libanés Said Tanes.
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A lo largo de los últimos años los combatientes de Hizbulá estuvieron luchando del lado del presidente sirio Bashar Asad. Además, las fuerzas armadas de Líbano han supuesto un importante aliado en la lucha contra Estado Islámico —organización proscrita en Rusia y otros países—.
Además, la guerra en Siria ha reforzado las posiciones del llamado 'frente de resistencia', compuesto por las fuerzas antiisraelíes —Hizbulá en Líbano, Hamás en Palestina e Irán—. Tal y como ha declarado el líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, el resultado de las elecciones ha sido "una gran victoria política y moral de las fuerzas de la resistencia". De este modo, la cuestión sobre la entrega de armas al Gobierno libanés por parte de las fuerzas de la resistencia prácticamente se cayó de la agenda, asegura la columnista rusa.
La reacción de Israel
Los resultados de las elecciones parlamentarias en Líbano han generado preocupación en distintas instancias. Como aseguró el propio Nasralá, las fuerzas de la resistencia tienen más peso en el Parlamento y han demostrado la popularidad de sus planteamientos.
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Dada la ideología de estas fuerzas, unidas a la determinación del líder de Hizbulá de continuar con la resistencia, la reacción israelí no se hizo esperar.
"Israel no diferenciará ahora entre el Gobierno soberano de Líbano e Hizbulá, y responsabilizará a Líbano de cualquier acción proveniente de su territorio", afirmó el ministro de Educación israelí, Naftali Bennett, en su cuenta de Twitter.
Por su parte, la jefa del Instituto de Investigación de Beirut, Ragjida Derjam, ha destacado la relación existente entre Irán e Hizbulá, siendo Hizbulá un componente clave del proyecto de Teherán para la región. Ante este escenario, las acciones de EEUU e Israel contra Irán pueden acabar desestabilizando la situación en Líbano y provocar una respuesta del grupo chií.
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Al mismo tiempo, Sarábiev considera que los israelís simplemente están escalando la situación y finalmente las fuerzas regionales se repartirán sus zonas de interés, dado que la guerra no está entre los objetivos de ningún actor.