"La población (cubana) conoce y discute sobre este problema, y está ávida de recibir información al respecto; hay opiniones a favor, y otras no tanto, que todavía guardan relación con prejuicios ancestrales, desconocimientos científicos y rémoras culturales, pero en general la tendencia me parece positiva", comentó Rodríguez Cruz.
"Al entrar en la segunda década de esta iniciativa educativa, ya el tema está en la agenda política y pública cubana", precisó.
En su opinión, "basta seguir los debates que ocurren en las informaciones periodísticas sobre estas jornadas en los medios digitales y las redes sociales en internet, donde las personas comentan sus dudas, discrepancias y argumentos en favor del respeto a los derechos LGBTI, para apreciar la riqueza y honestidad de la discusión, desde una postura de querer saber más, y donde ya muchas más personas LGBTI participan con un visible empoderamiento", subrayó.
Esto permite articular respuestas con otros organismos de la administración central del Estado, organizaciones de la sociedad civil, universidades y centros científicos y de investigación.
"En la última década el enfrentamiento a la discriminación por orientación sexual e identidad de género fue progresivamente comprendido y respaldado por el (gobernante) Partido Comunista de Cuba, que de forma explícita lo incluyó en sus documentos rectores más importantes", dijo Rodríguez Cruz.
"Esto facilita el debate con la sociedad y las instituciones, sin que ello implique comprensión absoluta por toda la militancia partidista y las personas que ocupan responsabilidades en estructuras decisoras del Estado y el Gobierno, quienes no están ajenas a las incomprensiones, prejuicios y resistencias de una parte no despreciable de nuestra ciudadanía", recalcó.
A su juicio, el principal avance "es la comprensión generalizada de que la homofobia y la transfobia constituyen un antivalor, algo que no es bueno, está mal, y por tanto, muy pocos individuos lo asumen como una postura desembozada".
Desde el punto de vista político, la inclusión del principio de no discriminación por orientación sexual e identidad de género en la Conceptualización del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista y en el Plan de Desarrollo Estratégico hasta 2030, constituye el principal éxito, según Rodríguez Cruz.
"Otro jalón fue la aprobación en 2013 del Código de Trabajo, primera ley cubana que de manera expresa protege a las personas de la discriminación por orientación sexual, en este caso en el ámbito laboral", explicó.
En Cuba existe atención especializada y gratuita a las personas transexuales para el acompañamiento psicológico, la modificación de sus cuerpos y la readecuación genital cuando así lo deseen, algo que "es también un resultado significativo cuya implementación data de 2008", relató.
"Habrá que avanzar más en la implementación de normas jurídicas y políticas públicas que garanticen la igualdad de derechos para las personas LGBTI, en terrenos como el reconocimiento de las familias que constituimos y su legalización mediante matrimonio u otra figura jurídica similar", sostuvo.
El activista LGTBI tiene la esperanza de que algunos de estos asuntos afloren durante los debates y propuestas que acompañarán al proceso ya anunciado para reformar la Constitución, y otros requerirán de un trabajo posterior de argumentación y elaboración.
"Es previsible que avanzar en estas metas de equidad implicará contradicciones, pasos adelantes y hasta posibles retrocesos puntuales, en dependencia de la naturaleza y preparación de los liderazgos políticos, el consenso social que alcancemos mediante la labor educativa y la fortaleza del activismo social que seamos capaces de fomentar", concluyó.
En las primeras décadas luego de la Revolución Cubana, la homosexualidad fue declarada una desviación incompatible con el proceso revolucionario, y solo a fines de los años 90 se debilitó el tabú que existía sobre la homosexualidad en el debate público.