Así, a pesar de toda la resistencia montada contra el proyecto por parte de EEUU, Ucrania y Polonia —los oponentes más prominentes del gasoducto ruso-alemán bajo el pretexto de la "elevada dependencia de los suministros rusos"—, el inicio de las obras de construcción demuestran que las empresas participantes no ven la cancelación del proyecto como muy probable.
Se prevé que en los próximos meses, el Nord Stream 2 AG recibirá los permisos por parte de Suecia y Dinamarca, así como por la propia Rusia.
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A pesar de las recientes sanciones de EEUU contra el presidente de Gazprom, Andréi Miller, los socios del proyecto siguen cooperando con la compañía. Así, por ejemplo, el presidente de la Junta Directiva de la compañía austriaca OMV, Rainer Seele, aseguró que la empresa seguirá adelante con la realización del proyecto.
Cada una de las compañías socias embolsará 950 millones de euros, mientras que Gazprom contribuirá con la otra mitad de la financiación —4.750 millones de euros. Con ello, los participantes del proyecto planean cubrir el 70% de la inversión por medio de financiación de proyectos.
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El gasoducto tendrá su origen en Rusia y llegará a Alemania a través del mar Báltico. El proyecto supone la construcción de dos tuberías con una capacidad total de 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año.